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Eclesiastés 3:16 - La Palabra (versión española)

16 He observado otra cosa bajo el sol: en la sede del derecho, el delito; en el tribunal de justicia, la injusticia.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 También noté que, bajo el sol, la maldad está presente en el juzgado. Sí, ¡hasta en los tribunales de justicia hay corrupción!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Vi otras cosas bajo el sol: en vez de derecho se encuentra la injusticia; en la sede de la justicia se sienta el malvado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Vi más debajo del sol: en el lugar del derecho, allí la impiedad; y en el lugar de la justicia, allí la iniquidad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 He visto también bajo el sol que en la sede del derecho reina la iniquidad, y en la sede de la justicia, la prevaricación.

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Eclesiastés 3:16
15 Referans Kwoze  

Volví a considerar todas las opresiones que se cometen bajo el sol. Ahí está el llanto de los oprimidos, ¡y no encuentran consuelo! La fuerza en manos de sus opresores, ¡y no encuentran consuelo!


Si en una región observas que el pobre es oprimido y son violados el derecho y la justicia, no te extrañes de la situación, porque un alto cargo protege a otro, y a estos, otros superiores.


La ganancia de un país en todo esto es un rey al servicio del campo.


Esto es lo que he observado reflexionando sobre todo lo que sucede bajo el sol, cuando una persona domina a otra para hacerle daño.


Y queda marginado el derecho, la justicia permanece alejada, pues tropieza en las calles la lealtad, la honradez no sabe abrirse paso.


Codician campos y los roban, casas y se apoderan de ellas; oprimen al cabeza de familia y a los que conviven con él, a la persona y a sus propiedades.


Emplean sus manos para el mal: el príncipe pone exigencias para el bien, el juez se deja sobornar, el poderoso proclama su ambición.


Son sus gobernantes en medio de ella igual que leones rugientes; sus jueces, lobos nocturnos que nada dejan para la mañana.


Los jefes de los sacerdotes y el pleno del Consejo Supremo andaban buscando un testimonio falso contra Jesús para condenarlo a muerte.


Pero este le dijo: —¡Dios es quien te golpeará a ti, grandísimo hipócrita! Estás sentado ahí para juzgarme conforme a la ley, ¿y conculcas la ley mandando que me golpeen?


¡Pero vosotros despreciáis al pobre! Y, sin embargo, son los ricos los que os tiranizan y os arrastran ante los tribunales.


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