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Eclesiastés 11:5 - La Palabra (versión española)

5 Igual que no conoces cuál es la dirección del aliento vital que traspasa los huesos dentro del vientre de la preñada, tampoco conoces la obra de Dios que lo hace todo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

5 Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebecito en el vientre de su madre, tampoco puedes entender cómo actúa Dios, quien hace todas las cosas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Tú no sabes por dónde llegó el espíritu al niño en el vientre de la mujer embarazada: otro tanto ignoras la obra de Dios tomada en su conjunto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Así como no sabes cuál es la senda del espíritu,° Ni cómo crecen los huesos en el vientre de la que está encinta, Así ignoras la obra de Dios, El cual hace todas las cosas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Así como ignoras por qué camino entra el espíritu en los huesos dentro del seno de la mujer encinta, así desconoces las obras de Dios, hacedor de todo.

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Eclesiastés 11:5
19 Referans Kwoze  

nos es inalcanzable el Todopoderoso, sublime en poder y equidad; es justo, no viola el derecho.


¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra? Dímelo tú, si tanto sabes.


Él hace prodigios misteriosos, realiza maravillas sin cuento:


¡Qué abundantes son tus obras, Señor! Con tu sabiduría las hiciste todas, la tierra está llena de tus criaturas.


Tú, Señor y Dios mío, has multiplicado tus maravillas y tus proyectos para nosotros. ¡No hay quien a ti se iguale! Los pregonaría, los proclamaría, pero son demasiados para contarlos.


Señor, ¡qué grandes son tus obras, qué profundos tus pensamientos!


y me he entregado a buscar y a investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Pesada carga esta que Dios ha impuesto al ser humano para atarearlo!


Sopla al sur y sopla al norte; y, gira que te gira, el viento vuelve a reanudar sus giros.


El que solo observa el viento, no siembra; el que solo mira las nubes, no siega.


He observado la tarea que Dios ha impuesto a los seres humanos para que se dediquen a ella:


todo lo hizo hermoso y a su tiempo, e incluso les hizo reflexionar sobre el sentido del tiempo, sin que el ser humano llegue a descubrir la obra que Dios ha hecho de principio a fin.


Cuanto existe es remoto y muy profundo: ¿quién podrá descubrirlo?


he considerado todas las obras de Dios, y el ser humano no puede descubrir todas las obras que se hacen bajo el sol. Por más que el ser humano se afana en buscar, no encuentra; y aunque el sabio pretenda saberlo, tampoco es capaz de descubrirlo.


¿No lo sabes, no has oído que el Señor es un Dios eterno, creador de los confines de la tierra? No se cansa ni desfallece, su inteligencia es inescrutable.


El viento sopla donde quiere; oyes su rumor, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con el que nace del Espíritu.


¡Qué profundas la riqueza, la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!


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