Eclesiastés 11:10 - La Palabra (versión española)

¹⁰ Aleja las penas de tu corazón y aparta el sufrimiento de tu cuerpo, porque efímera es la juventud.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ Quita, pues, de tu corazón el enojo, y aparta de tu carne el mal; porque la adolescencia y la juventud son vanidad.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Así que dejen de preocuparse y mantengan un cuerpo sano; pero tengan presente que la juventud —con toda la vida por delante— no tiene sentido.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ No dejes que la amargura se instale en ti, ni la enfermedad en tu cuerpo: ¡juventud y cabellos negros son traicioneros!

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ Aparta, entonces, la frustración de tu corazón Y aleja el mal de tu carne, Porque la mocedad y la juventud son vanidad.

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Aparta de tu corazón la tristeza y ten lejos de tu carne el sufrimiento, porque juventud y cabellos negros presto se pasan.

Eclesiastés 11:10 Referans Kwoze

Job 11:12

Y es que el necio se hará sensato cuando un asno salvaje se haga manso.

Job 13:26

Anotas en mi cuenta rebeldías, me acusas de faltas de juventud;

Job 20:11

Aunque sus huesos desborden energía, acabarán con él en el polvo.

Salmos 25:7

olvida mis faltas de juventud y mis pecados, recuérdame en tu amor, por tu bondad, Señor.

Salmos 39:5

Concedes a mi vida unos instantes, mi existencia no es nada para ti. Solo es vanidad el ser humano, [Pausa]

Salmos 39:6

una sombra fugaz que deambula, que en vano se angustia acumulando riquezas que no sabe para quién serán.

Proverbios 22:15

Necedad y juventud caminan unidas, un castigo a tiempo logrará separarlas.

Eclesiastés 1:14

He observado todo cuanto se hace bajo el sol: todo es pura ilusión y vano afán.

Eclesiastés 1:2

¡Pura ilusión! —dice Cohélet— ¡Pura ilusión! ¡Todo es ilusión!

Eclesiastés 12:1

Ten en cuenta a tu creador en tus días de juventud, antes de que lleguen los días malos y se acerquen los años en que digas: «no siento ningún placer»;

2 Corintios 7:1

Tales son, queridos míos, las promesas que tenemos. Purifiquémonos, pues, de todo cuanto contamine el cuerpo o el espíritu y realicemos plenamente nuestra consagración viviendo en el respeto a Dios.

2 Timoteo 2:22

Huye de los excesos juveniles y esfuérzate en llevar una vida de rectitud, de fe, de amor y de paz en unión con los que invocan limpia y sinceramente al Señor.