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Daniel 9:23 - La Palabra (versión española)

23 Tan pronto como empezaste a orar, se produjo la respuesta, y he venido a comunicártela, pues eres una persona muy apreciada. Así pues, atiende al mensaje y entiende la visión:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 En cuanto comenzaste a orar, se dio una orden y ahora estoy aquí para decírtela, porque eres muy precioso para Dios. Presta mucha atención, para que puedas entender el significado de la visión.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Al principio de tu oración salió una palabra y he venido para dártela a conocer porque eres amado de Dios. Aplica tu espíritu a esa palabra y comprende la visión.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres varón muy amado. Presta pues atención a la palabra y entiende la visión:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Al comenzar tus súplicas, se dio una orden y he venido a comunicártela, porque eres un hombre apreciado. Fija tu atención en esta orden y comprende la visión.

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Daniel 9:23
12 Referans Kwoze  

Isaías, hijo de Amós, envió este mensaje a Ezequías: —Así dice el Señor, Dios de Israel: He escuchado la súplica que me has dirigido a propósito de Senaquerib, el rey de Asiria.


El Señor aborrece el sacrificio del malvado, la oración del honrado le agrada.


Tu paladar es como vino bueno que me baja suavemente, remojando los labios y los dientes.


y resulta que en ese país viven tres hombres: Noé, Daniel y Job, estos salvarán su vida por su honradez —oráculo del Señor Dios—.


—Hijo de hombre, voy a quitarte de repente la delicia de tus ojos. Pero no harás duelo ni llorarás, ni derramarás una sola lágrima.


tus riquezas serán expoliadas, tus mercancías servirán de botín; tus murallas quedarán arruinadas, demolidos tus preciosos edificios. Echarán al fondo del mar tus piedras, maderos y escombros.


El año tercero de Ciro, rey de Persia, Daniel (apodado Baltasar) tuvo una revelación. El mensaje, que era digno de crédito, se refería a una gran guerra. Él entendió el mensaje, pues la visión le proporcionó perspicacia.


—No temas, pues eres muy apreciado. La paz sea contigo. Ahora sé fuerte y ten ánimo. Mientras me hablaba, sentí que recuperaba las fuerzas y dije: —Puedes hablar, Señor, pues me has devuelto las fuerzas.


Por encima de ellos designó a tres ministros (entre los que se encontraba Daniel), a quienes los sátrapas deberían dar cuenta de su administración. De ese modo se evitarían situaciones que perjudicasen los intereses del rey.


Cuando veáis que en el lugar santo se instala el ídolo abominable de la destrucción anunciado por el profeta Daniel (medite en esto el que lo lea),


El ángel entró en el lugar donde estaba María y le dijo: —Alégrate, favorecida de Dios. El Señor está contigo.


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