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Daniel 2:44 - La Palabra (versión española)

44 En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará que surja un reino que nunca será destruido. No cederá su poder a otros pueblos, antes bien hará trizas y aniquilará a los otros reinos; y él subsistirá para siempre.

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Biblia Reina Valera 1960

44 Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

44 »Durante los gobiernos de esos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que jamás será destruido o conquistado. Aplastará por completo a esos reinos y permanecerá para siempre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

44 En tiempo de esos reinos, el Dios del Cielo suscitará un reino que nunca será destruido; su poder no pasará a pueblo alguno. Derrotará y destruirá a todos los reinos y los reemplazará para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

44 Y en los días de estos reyes, el Dios de los cielos establecerá un reino que no será jamás destruido, ni el reino será dejado a otro pueblo, sino que desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

44 Por el tiempo de esos reyes, suscitará el Dios del Cielo un reino que nunca será destruido ni será entregado a otro pueblo. Pulverizará y aniquilará a todos esos reinos, mientras que él permanecerá por siempre,

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Daniel 2:44
38 Referans Kwoze  

No se apartará de Judá el cetro, ni el bastón de mando de entre sus rodillas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien obedecerán los pueblos.


Él construirá una casa en mi honor y yo consolidaré para siempre su trono real.


Tu casa y tu reino se mantendrán permanentemente ante mí y tu trono quedará consolidado para siempre».


Es tu reino un reino eterno, tu poder dura por generaciones.


El pueblo y el reino que no te sirvan acabarán en ruinas, serán desolados.


Se instalarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, donde estuvieron instalados vuestros antepasados; en ella vivirán siempre ellos, sus hijos y sus nietos, y mi siervo David será su príncipe para siempre.


En cambio, hay un Dios en el cielo que revela misterios y que ha dado a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá al final de los tiempos. El sueño y las visiones que tuviste mientras dormías son como siguen:


Mientras la contemplabas, se desprendió una piedra sin que interviniera fuerza alguna, chocó contra los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo añicos.


Al mismo tiempo, todo quedó pulverizado: el hierro con el barro, el bronce, la plata y el oro. Todo quedó como el tamo de la era que el viento arrebata en verano sin dejar rastro. Pero la piedra que había chocado contra la estatua se convirtió en una montaña enorme, que cubrió toda la tierra.


Tú, majestad, rey de reyes, has recibido del Dios del cielo imperio, poder, fuerza y gloria.


Los linajes se mezclarán, del mismo modo que viste mezclados hierro y barro, pero no se fundirán, pues hierro y barro no pueden fundirse.


Di entonces la orden de que trajeran a mi presencia a todos los sabios de Babilonia, con la intención de que me proporcionaran la interpretación del sueño.


Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, ensalzo y reconozco la gloria del Rey del cielo: todas sus obras son verdaderas; todas sus formas de actuar, justas. Él tiene poder para humillar a las personas arrogantes.


El rey Darío escribió la siguiente carta a la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: —¡Que vuestra paz aumente día a día!


Ordeno que en todos los dominios de mi reino todos veneren y respeten al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo y eterno; su reino no será aniquilado, su imperio durará hasta el fin.


Y el pueblo de los santos del Altísimo recibirá la soberanía, el poder y la gloria de todos los reinos que existen bajo el cielo. Su reino será eterno y todos los poderes le obedecerán y estarán a su servicio.


Con su astucia hará que triunfe la traición en todos sus propósitos; pensará que es el más grande. Destruirá a muchos confiados, se alzará contra el príncipe de príncipes, pero al fin será destrozado, sin intervención de poderes humanos.


Con las cojas formaré un resto, con las alejadas una nación poderosa. Y será el Señor en el monte Sion su rey ahora y para siempre.


volcaré los tronos de los reinos y aniquilaré el poder de los reinos extranjeros; volcaré los carros de guerra junto con sus aurigas; caballos y jinetes caerán atravesados por la espada de sus mismos hermanos.


haré temblar a todas las naciones. Llegarán aquí todas las naciones con sus valiosos tesoros, y llenaré este Templo de esplendor —oráculo del Señor del universo—.


Jesús se acercó y les dijo: —Dios me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.


La gente replicó: —Nuestra ley nos enseña que el Mesías no morirá nunca. ¿Cómo dices tú que el Hijo del hombre tiene que ser elevado sobre la tierra? ¿Quién es ese Hijo del hombre?


Y puesto que somos nosotros los que recibimos ese reino inconmovible, seamos agradecidos, tributemos a Dios un culto agradable con reverencia y respeto.


El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban: —A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.


para que pueda gobernarlas con cetro de hierro y quebrarlas como vasijas de barro,


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