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Cantares 1:7 - La Palabra (versión española)

7 Dime tú, amor de mi vida, dónde pastoreas, dónde sesteas al mediodía, para que no ande yo sin rumbo tras los rebaños de tus compañeros.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Dime, mi amor, ¿hacia dónde llevarás hoy tu rebaño? ¿Dónde harás descansar tus ovejas al mediodía? ¿Por qué tendría yo que vagar como una prostituta entre tus amigos y sus rebaños?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Dime, Amado de mi alma, ¿a dónde llevas a pastar tu rebaño, dónde lo llevas a descansar a mediodía, para que yo no ande como vagabunda detrás de los rebaños de tus compañeros?

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Hazme saber, oh tú, a quien ama mi alma: ¿Dónde pastoreas? ¿Dónde lo° haces descansar al mediodía? Entre los rebaños de tus compañeros?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dime, amado de mi alma, dónde apacientas el rebaño, dónde sestea al mediodía, para que no vague perdida tras la grey de tus zagales.

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Cantares 1:7
33 Referans Kwoze  

José respondió: —Ando buscando a mis hermanos. ¿Podrías indicarme dónde están pastoreando?


Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante.


Te quiero, Señor, eres mi fuerza.


Señor, a ti te llamo; no me ignores, fortaleza mía, que si tú no me hablas seré como los muertos.


Escucha, pastor de Israel, tú que conduces a José como a un rebaño, tú que te sientas sobre querubines, muéstrate;


Mi amado es mío y yo de mi amado, que pasta entre azucenas.


Un manzano entre árboles silvestres es mi amado entre los mozos. Me gusta sentarme a su sombra, paladear su dulce fruta.


Mi amor es moreno claro, descollante entre diez mil.


Su paladar es dulcísimo, ¡todo él es un encanto! Así es mi amor y mi amigo, muchachas de Jerusalén.


Juradme, muchachas de Jerusalén, que si encontráis a mi amor, esto le habréis de decir: ¡que estoy enferma de amor!


Mi amor ha bajado a su jardín, a los macizos de bálsamos, a apacentar en los huertos, a recoger azucenas.


Yo soy de mi amado y mi amado es mío, que pasta entre azucenas.


Señora de los jardines, mis compañeros te escuchan, ¡déjame escuchar tu voz!


No volverán a habitarla, a poblarla de edad en edad. Los árabes no montarán allí su tienda, ni los pastores apacentarán allí.


Mi ser te ansía de noche, mi espíritu madruga en tu busca, pues de tu forma de juzgar en la tierra aprenden justicia sus habitantes.


Conduce a su rebaño como un pastor, lo va reuniendo con su brazo; lleva en su regazo a los corderos, va guiando a las que crían».


Voy a cantar por mi amigo la canción de amor por su viña: Mi amigo tenía una viña en una fértil colina.


Así dice el Señor del universo: En este lugar arruinado, sin gente y sin animales, y en todas sus ciudades todavía habrá dehesas donde los pastores hagan reposar a sus ganados.


Él nos traerá la paz; y cuando Asiria invada nuestra tierra e irrumpa en nuestros palacios, nos enfrentaremos a ella con siete pastores y ocho príncipes


El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí. El que quiera a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.


Yo soy el buen pastor. El buen pastor se desvive por las ovejas.


Por tercera vez le preguntó Jesús: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció al oír que le preguntaba por tercera vez si lo quería, y contestó: —Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: —Apacienta mis ovejas.


a quien amáis y en quien confiáis aun sin haberlo visto. Os alegraréis, con un gozo inenarrable y radiante,


Piedra de gran valor para vosotros los creyentes. En cambio, para los incrédulos: La piedra que desecharon los constructores, se ha convertido en la piedra principal,


Han salido de entre nosotros, pero no eran de los nuestros. De haber sido de los nuestros, se habrían mantenido con nosotros. Pero así queda claro que no todos son de los nuestros.


El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.


Rut, la moabita prosiguió: —También me ha dicho que siga con sus criados hasta que concluya toda su cosecha.


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