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Apocalipsis 22:1 - La Palabra (versión española)

1 El ángel me enseñó también un río de agua viva, transparente como el cristal, que manaba del trono de Dios y del Cordero.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Después me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente como el cristal y fluía del trono de Dios y del Cordero.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después el ángel me mostró el río de agua de la vida, transparente como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y me mostró un río° de agua de vida,° resplandeciente como el cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Me mostró luego un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que sale del trono de Dios y del Cordero.

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Apocalipsis 22:1
30 Referans Kwoze  

La corriente de un río alegra la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo.


Abriré canales en cumbres peladas, fuentes en medio de los valles; transformaré la estepa en estanque, la tierra desierta en manantiales.


Si hubieras escuchado mis mandatos, tu plenitud discurriría como un río, tu prosperidad como las olas del mar;


Pues así dice el Señor: Voy a dirigir hacia ella la paz, igual que un río; como un torrente crecido, la riqueza de los pueblos. Mamaréis mecidos en los brazos, acariciados sobre las rodillas;


Señor, esperanza de Israel, todo el que te abandona fracasa. Los que se apartan de ti serán inscritos en el polvo, pues abandonaron al Señor, la fuente de agua viva.


porque un doble crimen cometió mi pueblo: abandonarme a mí, fuente de agua viva, y excavarse pozos, pozos agrietados, que no retienen agua.


Aquel día manarán aguas vivas en Jerusalén; la mitad irán hacia el mar Oriental y la otra mitad hacia el mar Occidental; y correrán tanto en verano como en invierno.


Y si Dios va a ser glorificado en él, Dios, a su vez, glorificará al Hijo del hombre. Y va a hacerlo muy pronto.


Cuando venga el Abogado que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio en mi favor.


en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.


El poder de Dios lo ha exaltado y él, habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, lo ha repartido en abundancia, como estáis viendo y oyendo.


Esta es la revelación que Dios confió a Jesucristo en relación con los inminentes sucesos que era preciso poner en conocimiento de sus servidores. El ángel enviado por el Señor se la comunicó por medio de signos a Juan, su servidor.


resplandeciente de gloria divina. Su brillo era como el de una piedra preciosa deslumbrante, como el del jaspe cristalino.


Finalmente, me dijo: —¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.


Uno de los siete ángeles que llevaban las siete copas con las siete últimas calamidades, se acercó a mí y me dijo: —¡Ven! Quiero mostrarte la novia, la esposa del Cordero.


El Espíritu y la Esposa claman: —¡Ven! Y el que escucha, diga: —¡Ven! Que venga también el sediento y, si lo desea, se le dará gratis agua de vida.


El ángel me dijo: —Palabras verdaderas y dignas de crédito son estas. El Señor, el Dios que inspiró a los profetas, ha enviado a su ángel para que comunique a sus servidores lo que va a suceder de un momento a otro.


Al vencedor lo sentaré en mi trono, junto a mí, así como yo he vencido y me he sentado junto a mi Padre en su trono.


Y oí también que las criaturas todas del cielo y de la tierra, las que estaban debajo de la tierra y en el mar decían: —Alabanza, honor, gloria y poder por los siglos sin fin al que está sentado en el trono y al Cordero.


Vi entonces, en medio, un Cordero que estaba entre el trono, los cuatro seres vivientes y los ancianos. Estaba en pie y mostraba señales de haber sido degollado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.


El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.


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