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Apocalipsis 21:4 - La Palabra (versión española)

4 Enjugará las lágrimas de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo viejo ha desaparecido.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Él les secará toda lágrima de los ojos, y no habrá más muerte ni tristeza ni llanto ni dolor. Todas esas cosas ya no existirán más».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y enjugará° toda lágrima de sus ojos, y ya no existirá la muerte,° ni habrá ya llanto, ni clamor, ni dolor.° Las primeras cosas pasaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Enjugará toda lágrima de sus ojos y la muerte ya no existirá, ni existirán ya ni llanto ni lamentos ni trabajos, porque las cosas de antes ya han pasado'.

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Apocalipsis 21:4
26 Referans Kwoze  

El ser humano se parece a un soplo, su vida es como sombra que pasa.


Destruirá para siempre a la muerte, el Señor Dios enjugará el llanto que cubre los rostros, barrerá la afrenta de su pueblo en toda la superficie del país. Lo ha dicho el Señor.


Sí, pueblo de Sion que habitas en Jerusalén, puedes ya dejar de llorar, pues se compadecerá al oír tu grito, cuando te oiga, te responderá.


Volverán los rescatados del Señor y entrarán con cánticos en Sion: encabezados por eterna alegría, seguidos de fiesta y de gozo; penas y suspiros huirán.


Los redimidos del Señor volverán, llegarán cantando a Sion, precedidos de eterna alegría, seguidos de júbilo exultante; se acabaron penas y aflicciones.


tu sol ya no se pondrá y tu luna no menguará, pues será el Señor tu luz para siempre y se habrá cumplido tu tiempo de luto.


a cubrirlos de honor en lugar de polvo, de perfume de fiesta en lugar de penas, de traje festivo en lugar de abatimiento. Los llamarán «robles fruto de la justicia», plantío para gloria del Señor.


Subirán alborozados a Sion, acudirán a recibir los dones del Señor: el grano, el mosto y el aceite, las crías del rebaño y la vacada; quedarán saciados como un huerto regado, ya no volverán a desfallecer.


Las muchachas gozarán bailando, junto con jóvenes y adultos; cambiaré su duelo en alegría, los consolaré, alegraré sus penas.


¿Tendré que librarlos del reino de los muertos, rescatarlos del sepulcro? ¿Dónde está, muerte, tu poder destructor? ¿Dónde tus calamidades, reino de los muertos? Ya no volveré a tener compasión.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


Y como a último enemigo, destruirá a la muerte,


los que disfrutan de este mundo, como si no disfrutaran. Porque el orden natural de este mundo está en trance de acabar.


Quien vive en Cristo es una nueva criatura; lo viejo ha pasado y una nueva realidad está presente.


Por tanto: Salid de entre esas gentes y apartaos de ellas —dice el Señor. No toquéis cosa impura, y yo os acogeré.


Con las palabras «una vez más» indica que lo inestable, por ser criatura, va a ser transformado y solo permanecerá lo inconmovible.


Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los cielos se derrumbarán con estrépito, los elementos del mundo quedarán pulverizados por el fuego y desaparecerá la tierra con cuanto hay en ella.


Pero el mundo y sus pasiones se desvanecen; solo el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.


Todos fueron juzgados conforme a sus acciones: los muertos devueltos por el mar y los devueltos por la muerte y el abismo.


Y la muerte y el abismo fueron después arrojados al lago de fuego, es decir, a la segunda muerte.


Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva. Nada quedaba del primer cielo ni de la primera tierra; nada del antiguo mar.


Allí no habrá ya nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, donde sus servidores le rendirán culto,


El Cordero que está en medio del trono será su pastor, los conducirá a manantiales de aguas vivas, y Dios mismo enjugará toda lágrima de sus ojos.


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