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Apocalipsis 1:8 - La Palabra (versión española)

8 «Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es, el que era y el que está a punto de llegar, el dueño de todo».

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 «Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin —dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, Aquel que Es, que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Yo soy el Alfa y la Omega,° dice el Señor Dios,° el que es, y que era, y que está viniendo,° el Todopoderoso.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yo soy el alfa y la omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso.

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Apocalipsis 1:8
29 Referans Kwoze  

Cuando Abrán tenía noventa y nueve años se le apareció el Señor y le dijo: —Yo soy el Todopoderoso. Tenme presente en tu vida y vive rectamente.


Que el Todopoderoso te bendiga y te haga crecer y multiplicarte hasta llegar a ser una muchedumbre de tribus.


Luego añadió: —Yo soy el Todopoderoso; sé fecundo y multiplícate. Un pueblo, una muchedumbre de naciones nacerá de ti y habrá reyes entre tus vástagos.


Que el Dios todopoderoso haga que se apiade de vosotros y os permita regresar con vuestro otro hermano y con Benjamín. Y si yo tengo que verme privado de mis hijos, pues que así sea.


Y dijo Jacob a José: —El Dios todopoderoso se me apareció en la ciudad de Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo


Que te proteja el Dios de tu padre, que el Todopoderoso te bendiga con bendiciones arriba en el cielo, con bendiciones abajo en el abismo, con bendiciones que colmen pechos y senos maternos.


Dios dijo a Moisés: —Soy el que soy. Y añadió: —Esto responderás a los israelitas: «Yo soy» me envía a vosotros.


Me manifesté a Abrahán, Isaac y Jacob como el Todopoderoso, pero no les revelé mi nombre, el Señor.


¿Quién lo ha hecho y realizado? El que llama al futuro desde el principio. Yo soy el Señor, el primero; y estaré presente con los últimos.


Vosotros sois mis testigos —oráculo del Señor—, mi siervo, a quien he elegido, para que comprendáis y creáis en mí, para que entendáis que yo soy. Antes de mí no fue formado ningún dios, y ninguno habrá después de mí.


Así dice el Señor, rey de Israel, su redentor, el Señor del universo: Yo soy el primero y el último, no hay Dios fuera de mí.


Escúchame, Jacob, Israel, a quien llamé: Yo soy, yo soy el primero y también soy el último.


Para aumentar el señorío con una paz sin fronteras sobre el trono de David; lo asentará en todo su territorio con seguridad y firmeza, con justicia y con derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor del universo piensa ejecutar todo esto.


oráculo del que oye las palabras de Dios y recibe visiones del Altísimo, del que cae en éxtasis con ojos abiertos.


Seré padre para vosotros y vosotros seréis mis hijos e hijas, —dice el Señor todopoderoso.


que ordenaba: —Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a estas siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.


Apenas lo vi, caí fulminado a sus pies; pero él me tocó con su mano derecha y me dijo: —No temas; yo soy el primero y el último.


Juan a las siete iglesias de la provincia de Asia. Gracia y paz de parte del que es, del que era y del que está a punto de llegar; de parte de los siete espíritus que rodean su trono,


diciendo: —Gracias, Señor Dios, dueño de todo, tú que existes desde siempre, porque con tu inmenso poder has establecido tu reinado.


cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: —Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios, dueño de todo; recto y fiel es tu proceder, rey de las naciones.


Se trataba de espíritus diabólicos que realizaban prodigios y pretendían reunir a todos los poderosos del mundo con vistas a la batalla del gran día de Dios, el dueño de todo.


Oí también que alguien decía desde el altar: —Efectivamente, Señor Dios, dueño de todo, tú juzgas con verdad y con justicia.


Una espada afilada sale de su boca para herir con ella a las naciones, a las que gobernará con cetro de hierro; y se dispone a pisar el lagar donde rezuma el vino de la terrible ira de Dios, que es dueño de todo.


Oí luego algo parecido a la voz de una muchedumbre inmensa, al rumor de aguas caudalosas, al retumbar de truenos fragorosos. Proclamaban: —¡Aleluya! El Señor Dios nuestro, dueño de todo, ha establecido su reinado.


Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna. Esto dice el primero y el último, el que murió, pero ha vuelto a la vida:


Pero no vi templo alguno en la ciudad, porque el Señor Dios, dueño de todo, y el Cordero son su Templo.


Finalmente, me dijo: —¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.


Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.


Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas y eran todo ojos por fuera y por dentro. Día y noche proclaman sin descanso: —Santo, santo, santo, Señor Dios, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar.


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