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Apocalipsis 1:16 - La Palabra (versión española)

16 En su mano derecha tenía siete estrellas y de su boca salía una cortante espada de dos filos y su rostro era como el sol cuando brilla con todo su resplandor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Tenía siete estrellas en la mano derecha, y una espada aguda de doble filo salía de su boca. Y la cara era semejante al sol cuando brilla en todo su esplendor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 En su mano derecha tiene siete estrellas; de su boca sale una espada aguda de doble filo y su cara brilla como el sol cuando está en su máximo esplendor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 En su diestra tenía° siete estrellas, y de su boca salía° una espada aguda de doble filo,° y su semblante era como cuando brilla el sol en su fuerza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Tenía en su mano derecha siete estrellas, de su boca salía una espada aguda de dos filos y su semblante era como el sol cuando brilla en su esplendor.

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Apocalipsis 1:16
26 Referans Kwoze  

mientras aclamaban los astros matutinos y los vitoreaban los hijos de Dios?


Valiente, cíñete al costado la espada que es tu esplendor y tu grandeza.


¿Quién es esa que surge como el alba, bella como la luna, radiante como el sol, e imponente como ejército con las banderas desplegadas?


juzgará con justicia a los pobres, con rectitud a los humildes de la tierra; herirá al violento con la vara de su boca, con el soplo de sus labios matará al malvado;


La luna escapará avergonzada, el sol se ocultará abochornado, pues reina el Señor del universo en el monte Sion y en Jerusalén, honrado en medio de sus ancianos.


Hizo de mi boca espada afilada, me ocultó al amparo de su mano; hizo de mí una flecha puntiaguda, me puso dentro de su aljaba.


Los sabios brillarán como el resplandor del cielo, y los que convirtieron a otros a la justicia lucirán como las estrellas para siempre.


Creció tanto que llegó hasta donde estaba el ejército del cielo, derribó parte de él por tierra y pisoteó las estrellas.


Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz.


Me hallaba en camino, majestad, cuando a eso del mediodía vi una luz del cielo más brillante que el sol, cuyo resplandor nos envolvió a mí y a mis compañeros de viaje.


Como casco, usad el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios.


En efecto, la palabra de Dios es fuente de vida y de eficacia; es más cortante que espada de dos filos y penetra hasta dividir lo que el ser humano tiene de más íntimo, hasta llegar a lo más profundo de su ser, poniendo al descubierto los más secretos pensamientos e intenciones.


En cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha y de los siete candeleros de oro, las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candeleros son las siete iglesias.


Vi luego otro ángel lleno de poder. Bajaba del cielo envuelto en una nube y el arco iris coronaba su cabeza. Su rostro resplandecía como el sol y sus piernas eran semejantes a columnas de fuego.


Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer vestida del sol, con la luna por pedestal y una corona de doce estrellas en la cabeza.


Una espada afilada sale de su boca para herir con ella a las naciones, a las que gobernará con cetro de hierro; y se dispone a pisar el lagar donde rezuma el vino de la terrible ira de Dios, que es dueño de todo.


Los demás fueron exterminados por la espada del jinete del caballo blanco —la espada que sale de su boca— y todas las aves rapaces se hartaron de sus carnes.


Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea entre los siete candeleros de oro:


Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo: Esto dice el que tiene la espada cortante de dos filos:


Cambia, pues, de conducta, porque, si no, iré pronto a ti y entraré en combate contra esos con la espada que sale de mi boca.


Escribe al ángel de la iglesia de Sardes: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: —Conozco tu comportamiento y, aunque alardeas de estar vivo, sé que estás muerto.


Ejud se hizo un puñal de dos filos, de casi medio metro de largo, y se lo ciñó debajo de la ropa sobre el muslo derecho.


Perezcan así, Señor, todos tus enemigos, y sean tus amigos como el sol cuando sale con toda su fuerza. Y el país gozó de paz durante cuarenta años.


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