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Amós 2:11 - La Palabra (versión española)

11 Suscité profetas entre vuestros hijos y nazareos entre vuestros jóvenes. ¿No es así, israelitas? —oráculo del Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice Jehová, hijos de Israel?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Elegí a algunos de sus hijos para ser profetas y a otros para ser nazareos. ¿Acaso puedes negar esto, Israel, pueblo mío? —pregunta el Señor—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero ustedes hicieron tomar vino a los nazireos, y a los profetas les prohibieron predicar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Y a vuestros hijos los elevé por profetas, Y a vuestros jóvenes por nazareos. ¿No es así, hijos de Israel?, dice YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Yo suscité profetas entre vuestros hijos, y nazireos entre vuestros jóvenes. ¿No es verdad, hijos de Israel? -oráculo de Yahveh-.

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Amós 2:11
34 Referans Kwoze  

Elías, natural de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: —Te juro por el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo, que en estos años no habrá lluvia ni rocío, hasta que yo lo ordene.


y cuando Jezabel quiso acabar con los profetas del Señor, recogió a cien de ellos, los escondió en cuevas en dos grupos de cincuenta y les proporcionó alimento y agua.


unge a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de Israel; y unge a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, como profeta sucesor tuyo.


Pero entonces un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel y le dijo: —Así dice el Señor: «¿Ves todo ese gran ejército? Pues te lo voy a entregar hoy mismo, para que reconozcas que yo soy el Señor».


Un miembro de la comunidad de profetas dijo a un compañero, por orden del Señor: —¡Pégame! El compañero se negó


Pero inmediatamente se quitó la venda de los ojos y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas.


El rey de Israel le respondió: —Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino desgracias. Josafat le dijo: —El rey no debe hablar así.


El Señor había advertido a Israel y a Judá, por medio de todos sus profetas y videntes: «Apartaos de vuestro mal camino y guardad mis mandatos y preceptos, de acuerdo con la ley que di a vuestros antepasados y que os transmití por medio de mis siervos, los profetas».


Un día los de la comunidad profética dijeron a Eliseo: —Mira, el lugar donde nos reunimos contigo es demasiado pequeño para nosotros.


El Señor, Dios de sus antepasados, les advirtió continuamente por medio de sus mensajeros, pues sentía compasión de su pueblo y de su morada;


Pues bien, el Señor se dirige a los de Anatot que tratan de matarte y andan diciendo: «No profetices en el nombre del Señor y no tendremos que darte muerte».


Los de esta generación, prestad atención a la palabra del Señor. ¿Soy un desierto para Israel, quizá una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: «Nos vamos, no pensamos volver ya a ti»?


Así dice el Señor: ¿Qué culpa encontraron en mí vuestros antepasados, qué maldad para alejarse de mí? Se fueron detrás de naderías y acabaron siendo una nada.


Los sacerdotes y los profetas se dirigieron a los dignatarios y a toda la gente en estos términos: —Este hombre es reo de muerte, pues profetiza contra esta ciudad, como habéis podido oír.


Desde el día en que salieron vuestros antepasados del país de Egipto hasta el día de hoy, os he estado enviando sin descanso a mis siervos los profetas.


Como leche y nieve pura resplandecían sus príncipes; coral rojo eran sus cuerpos y un zafiro, su figura.


Vosotros no desvariéis, (que sean ellos quienes desvaríen); no desvariéis diciendo: «No nos alcanzará la desgracia».


Así que los llamaron y les prohibieron terminantemente que hablaran de Jesús o enseñaran en su nombre.


—Os teníamos terminantemente prohibido enseñar en nombre de ese. Pero resulta que habéis infestado Jerusalén con vuestra enseñanza, y encima queréis hacernos responsables de la muerte de ese hombre.


Vosotros, gente testaruda, de corazón empedernido y oídos sordos, siempre habéis ofrecido resistencia al Espíritu Santo. Como vuestros antepasados, así sois vosotros.


Por eso yo suscitaré entre sus hermanos un profeta como tú; pondré mis palabras en su boca, y él les comunicará todo lo que yo le mande.


y envió emisarios para capturarlo. Estos vieron a un grupo de profetas profetizando, dirigidos por Samuel. Entonces los invadió el espíritu de Dios y se pusieron también a profetizar.


Así supo todo Israel, desde Dan hasta Berseba, que Samuel era un profeta acreditado ante Dios.


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