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Amós 1:14 - La Palabra (versión española)

14 mandaré contra las murallas de Rabá un fuego que devore sus palacios entre el griterío de un día de guerra y el huracán de un día de tormenta.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 Por lo tanto, haré caer fuego sobre los muros de Rabá, y todas sus fortalezas serán destruidas. La batalla vendrá sobre ellos con gritos, como un torbellino en una tormenta impetuosa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 por eso yo prenderé fuego a los muros de Rabbá, incendiándose sus palacios; habrá entonces alaridos de combate y soplará el vendaval de la tormenta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 Encenderé pues un fuego a los muros de Rabá, Que devorará sus palacios, Entre el alarido° del día de batalla, Entre la tempestad del día huracanado,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Pondré fuego a las murallas de Rabá, que devorará sus palacios, entre la alarma de un día de batalla, entre el torbellino de un día de tormenta.

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Amós 1:14
20 Referans Kwoze  

Al año siguiente, en la época en que los reyes salen de campaña, David envió a Joab con sus oficiales y todo Israel para aniquilar a los amonitas y poner cerco a Rabá. David, en cambio, se quedó en Jerusalén.


Joab atacó Rabá, la capital amonita, y se apoderó de la ciudad real.


Sacó también a la gente que había en la ciudad y la puso a trabajar con sierras, picos y hachas o a fabricar ladrillos. Y lo mismo hizo con todas las ciudades amonitas. Después David regresó con todo el ejército a Jerusalén.


Al año siguiente, en la época en que los reyes salen de campaña, Joab condujo al grueso del ejército para devastar el territorio amonita. Llegó a Rabá y le puso cerco, mientras David se quedaba en Jerusalén. Joab conquistó Rabá y la destruyó.


responde a la trompeta con relinchos, ventea de lejos la batalla, el grito de guerra de los jefes.


así tu huracán los ponga en fuga y los llene de terror tu torbellino.


intervendrá el Señor del universo con trueno, temblor y estruendo, con vendaval, tempestad y llama devoradora.


El Señor hará oír su voz majestuosa, mostrará el poder destructor de su brazo con ira, furia y llama devoradora, con tormenta, aguacero y granizo.


Pues nos ha nacido un niño, un hijo se nos ha dado: trae el señorío encima de sus hombros, y tiene como nombre: Consejero Admirable, Héroe Divino, Padre Eterno, Príncipe Pacífico.


Ya ha estallado la tempestad del Señor, que gira sobre la cabeza de los malvados;


Por eso, llegan días —oráculo del Señor— en que haré resonar por Rabat Amón el alarido que anuncia la guerra. Se convertirá en montón de ruinas, sus ciudades serán incendiadas, e Israel heredará a su heredero.


así flaquearán los corazones y serán más los que tropiecen. Contra todas sus puertas dirijo la espada asesina, hecha para destellar, desnuda para degollar.


También yo aplaudiré y mi cólera se saciará. Yo, el Señor, he hablado.


Señalarás uno por el que vaya la espada contra Rabá de los amonitas, y otro contra Judá, contra la fortaleza de Jerusalén.


Convertiré a Rabá en establo de camellos, a sus ciudades en corral de ovejas, y reconoceréis que yo soy el Señor.


voy a dirigir mi mano contra ti: te entregaré como presa a las naciones, te extirparé de entre los pueblos, te borraré de los países y te aniquilaré, y así reconocerás que yo soy el Señor.


En el tiempo final el rey del sur le declarará la guerra. Pero el rey del norte se lanzará contra él con carros de combate, caballería y numerosas naves. Invadirá numerosos países y barrerá todo como una inundación.


mandaré contra Moab un fuego que devorará los palacios de Queriyot. Y perecerá Moab entre estruendos, gritos de guerra y toques de trompeta.


sino que los dispersé entre naciones que no conocían. La tierra quedó asolada cuando ellos la abandonaron y nadie pasaba por allí. Así es como convirtieron en desierto un país tan espléndido.


En cuanto a Og, rey de Basán, era el último superviviente de la raza de los gigantes, como puede apreciarse por su sarcófago de basalto, que se encuentra todavía en Rabat de los amonitas y que mide cuatro metros y medio de largo por dos de ancho.


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