2 Samuel 11:8 - La Palabra (versión española)

⁸ Luego le ordenó: —Baja a tu casa a lavarte los pies. Urías salió del palacio real, seguido de un obsequio enviado por el rey.

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

⁸ Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa, y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa del rey, le fue enviado presente de la mesa real.

Biblia Nueva Traducción Viviente

⁸ Después le dijo a Urías: «Ve a tu casa a descansar». David incluso le envió un regalo a Urías apenas este dejó el palacio.

Biblia Católica (Latinoamericana)

⁸ después dijo a Urías: 'Anda a tu casa, te has ganado el derecho de lavarte los pies'. Apenas salió Urías de la casa del rey, éste despachó detrás de él un presente de su mesa.

La Biblia Textual 3a Edicion

⁸ Después dijo David a Urías: Desciende a tu casa y lava tus pies. Y saliendo Urías de la casa real, le fue enviado un presente del rey.°

Biblia Serafín de Ausejo 1975

⁸ Después díjole David a Urías: 'Baja a tu casa y lávate los pies'. Salió Urías del palacio real y tras él salió también un presente de la mesa del rey.

2 Samuel 11:8 Referans Kwoze

Génesis 18:4

Que os traigan un poco de agua para lavar vuestros pies, y luego podréis descansar bajo el árbol.

Génesis 19:2

les dijo: —Por favor, señores míos, venid a casa de vuestro siervo, para que paséis en ella la noche y os lavéis los pies. Mañana por la mañana podréis continuar vuestro camino. Pero ellos respondieron: —No; pasaremos la noche en la plaza.

Génesis 43:24

y todos fueron a casa de José. Allí les puso agua para que se lavaran los pies y dio de comer a sus asnos.

Génesis 43:34

José les mandaba desde su mesa las porciones, pero la porción de Benjamín era cinco veces mayor que la de los otros. Y así bebieron con él hasta embriagarse.

Salmos 12:2

Se mienten unos a otros, conversan con lengua aduladora y corazón doble.

Salmos 44:21

¿no lo hubiera averiguado Dios, él, que conoce los secretos del corazón?

Salmos 55:21

son dulces las lisonjas de su boca, pero en su corazón hay violencia; sus palabras, más suaves que el aceite, no son más que afiladas espadas.

Isaías 29:15

¡Ay de los que se ocultan del Señor pretendiendo esconder sus proyectos! Realizan las cosas a escondidas, pensando: «¿Quién nos ve o nos conoce?».

Lucas 12:2

Porque nada hay secreto que no haya de ser descubierto, ni nada oculto que no haya de ser conocido.

Lucas 7:44

Y volviéndose a la mujer, dijo a Simón: —Mira esta mujer. Cuando llegué a tu casa, no me ofreciste agua para los pies; en cambio, ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.

Hebreos 4:13

Ninguna criatura se le oculta a Dios; todo está desnudo y descubierto a los ojos de aquel ante quien debemos rendir cuentas.