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2 Reyes 9:34 - La Palabra (versión española)

34 Jehú entró a comer y a beber y luego ordenó: —Ocupaos de esa maldita y enterradla, pues es hija de reyes.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

34 Entró luego, y después que comió y bebió, dijo: Id ahora a ver a aquella maldita, y sepultadla, pues es hija de rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

34 Luego Jehú entró al palacio, comió y bebió. Después de un rato dijo: «Que alguien se encargue de enterrar a esa maldita mujer, porque era hija de un rey»;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

34 Después Jehú entró, comió y bebió; luego dijo: 'Preocúpense de esa maldita y denle sepultura, pues es una hija de rey'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

34 Cuando él hubo entrado, comió y bebió, y después dijo: ¡Ocupaos de esa maldita y sepultadla, pues es hija de un rey!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

34 Entró él, y después de comer y beber, ordenó: 'Id a ver a esa maldita y enterradla, pues es hija de rey'.

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2 Reyes 9:34
10 Referans Kwoze  

Imitó los pecados de Jeroboán, hijo de Nabat, y aún lo superó, pues se casó con Jezabel, la hija de Etbaal, rey de Sidón, y llegó a servir y a adorar a Baal.


Elías dijo a Ajab: —Vete a comer y a beber, pues se oye el ruido del aguacero.


(Ciertamente no hubo nadie como Ajab que ofendiera tan gravemente al Señor con sus acciones, incitado por su esposa Jezabel.


a los que Jehú ordenó: —¡Tiradla abajo! La tiraron y su sangre salpicó sobre las paredes y los caballos, que la pisotearon.


Cuando fueron a enterrarla solo encontraron su cráneo, sus pies y sus manos.


Los mensajeros partieron de inmediato con la orden real. El edicto se hizo público también en la ciudadela de Susa. Y mientras el rey y Amán se dedicaban a banquetear, en la ciudad de Susa reinaba la consternación.


El recuerdo del justo es bendición, la fama del malvado se apolilla.


Prestaréis a mis elegidos vuestro nombre, que les servirá para maldecir así: «Que el Señor Dios te dé muerte, como a ellos». Pero a mis siervos se les dará otro nombre.


Se acuestan en camas de marfil, se recuestan en cómodos divanes, comen los corderos del rebaño y los terneros que sacan del establo.


A los otros, en cambio, dirá: «¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!


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