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2 Reyes 4:9 - La Palabra (versión española)

9 La mujer dijo a su marido: —Mira, creo que ese que nos visita cada vez que pasa es un profeta santo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Entonces la mujer le dijo a su esposo: «Estoy segura de que este hombre que pasa por aquí de vez en cuando es un santo hombre de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Ella dijo a su marido: 'He sabido que ese hombre que pasa a menudo por nuestra casa es un santo hombre de Dios;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora sé que el que siempre pasa por nuestra casa° es un santo varón de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Ella dijo a su marido: 'Mira, yo sé que es un santo varón de Dios ése que pasa siempre por nuestra casa.

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2 Reyes 4:9
14 Referans Kwoze  

Mientras Jeroboán estaba junto al altar quemando incienso, llegó a Betel desde Judá un hombre de Dios enviado por el Señor,


Entonces la mujer dijo a Elías: —¿Qué tienes contra mí, hombre de Dios? ¿Has venido a mi casa para recordarme mis culpas y hacer morir a mi hijo?


La mujer dijo a Elías: —Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que Dios habla de verdad por medio de ti.


La mujer fue a contárselo al profeta y este le dijo: —Ahora vende el aceite, paga a tu acreedor y con el resto podréis vivir tú y tus hijos.


Pero un profeta se presentó ante él y le dijo: —Majestad, no te apoyes en el ejército israelita pues el Señor no está con Israel ni con los efraimitas.


Pues así debe alumbrar vuestra luz delante de los demás, para que viendo el bien que hacéis alaben a vuestro Padre celestial.


Esta es la bendición con que Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas antes de morir:


Testigos sois, y lo es Dios también, de lo noble, honrado e irreprochable que fue nuestro proceder para con vosotros, los creyentes.


Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de todo eso y busca con ahínco la rectitud, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la dulzura.


Al contrario, debe ser hospitalario, amante del bien, sensato, de vida recta, piadoso y dueño de sí.


También vosotras, mujeres, sed respetuosas con vuestros maridos, para que vuestra conducta intachable y recatada, basada en hechos y no en palabras, conquiste incluso a los más reacios al mensaje de salvación.


ya que ninguna profecía ha tenido su origen en la sola voluntad humana, sino que, impulsados por el Espíritu Santo, hubo quienes hablaron de parte de Dios.


para que rememoréis el mensaje anunciado en otro tiempo por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador que os transmitieron vuestros apóstoles.


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