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2 Reyes 2:19 - La Palabra (versión española)

19 Los habitantes de Jericó dijeron a Eliseo: —Mira, la situación de la ciudad es buena, como puedes ver. Pero el agua es mala y la tierra, estéril.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Cierto día, los líderes de la ciudad de Jericó fueron a visitar a Eliseo. —Tenemos un problema, señor —le dijeron—. Como puedes ver, esta ciudad está situada en un entorno agradable, pero el agua es mala y la tierra no produce.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 La gente de la ciudad dijo a Eliseo: 'Aquí se está bien, como mi señor lo puede ver, pero el agua es malsana y las mujeres de la zona son estériles'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Luego los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí el lugar° de esta ciudad es bueno, como ve mi señor, pero las aguas son malas y la tierra es estéril.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 La gente de la ciudad dijo a Eliseo: 'Mira: el emplazamiento de la ciudad es bueno, como mi señor puede ver; pero las aguas son malas y la tierra estéril'.

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2 Reyes 2:19
16 Referans Kwoze  

Durante su reinado Jiel, el de Betel, reconstruyó Jericó. Pero los cimientos le costaron la vida de su primogénito Abirán, y las puertas, la vida de su hijo menor, Segub, tal y como había anunciado el Señor por medio de Josué, el hijo de Nun.


¿No te han contado lo que hice cuando Jezabel estaba matando a los profetas del Señor? Escondí a cien de ellos en dos cuevas, cincuenta por cueva, y les proporcioné alimento y comida.


Mientras Abdías iba de camino, Elías le salió al encuentro. Al reconocerlo, Abdías se inclinó ante él y le pregunto: —¿Eres tú mi señor Elías?


Cuando regresaron a Jericó, donde se había quedado Eliseo, este les dijo: —¿No os dije que no fuerais?


Eliseo les dijo: —Traedme un plato nuevo con sal. Cuando se lo llevaron,


llegaron a Mará donde no pudieron beber de sus aguas, porque eran amargas. Por eso se llama ese lugar Mará —es decir, amargura.


y en tu país ninguna mujer abortará o será estéril; te concederé vivir largos años.


El Señor dijo a Moisés: —Manda a Aarón que tome su vara y extienda su mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos y canales, sobre sus estanques y todos sus depósitos de agua. Todas las aguas se convertirán en sangre; habrá sangre en todo el país de Egipto, incluso en los recipientes de madera y de piedra.


Dales, Señor… ¿Qué les darás? Dales un vientre que aborte y unos pechos que no den leche.


Y dijo Aarón a Moisés: —¡Ah! señor mío, no nos tengas en cuenta este pecado que neciamente hemos cometido.


El Señor te concederá abundancia de bienes: te dará muchos hijos y multiplicará tus ganados y tus cosechas en la tierra que prometió darte según juró a tus antepasados.


Los presbíteros que desempeñan con acierto el cargo de dirigentes, merecen una especial consideración; sobre todo los que se afanan en la proclamación de la palabra y en la enseñanza.


La ciudad, con todo lo que hay en ella, será consagrada al exterminio en honor del Señor. Solo quedará con vida Rajab, la prostituta, junto con todos los que están con ella en su casa, pues ocultó a los exploradores que enviamos a Jericó.


En aquella ocasión Josué pronunció este juramento: —¡Maldito sea ante el Señor quien se atreva a reconstruir esta ciudad! ¡Echar sus cimientos le costará la vida de su primogénito, y asentar sus puertas la de su hijo menor!


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