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2 Reyes 18:5 - La Palabra (versión española)

5 Ezequías confió firmemente en el Señor, Dios de Israel, y entre todos los reyes de Judá no hubo ninguno como él, ni antes ni después.

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Biblia Reina Valera 1960

5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Ezequías confiaba en el Señor, Dios de Israel. No hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, ni antes ni después de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Puso su confianza en Yavé, el Dios de Israel, y entre los reyes de Judá que le siguieron, ninguno se comparó con él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 En YHVH, Dios de Israel, puso su confianza. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Puso su confianza en Yahveh, Dios de Israel, en tal grado que ni después ni antes hubo semejante a él entre todos los reyes de Judá.

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2 Reyes 18:5
20 Referans Kwoze  

El copero mayor les dijo: —Comunicad a Ezequías el mensaje del emperador, el rey de Asiria: «¿En qué basas tu confianza?


—Decid a Ezequías, el rey de Judá: «Que no te engañe tu Dios, en quien confías, asegurándote que Jerusalén no caerá en poder del rey de Asiria.


Ni antes ni después de Josías hubo un rey como él, que se convirtiera al Señor de todo corazón y con toda el alma, totalmente de acuerdo con la ley de Moisés.


El Señor derrotó a los cusitas ante Asá y Judá, y ellos se dieron a la fuga.


Al día siguiente madrugaron para salir al desierto de Tecoa y mientras iban saliendo, Josafat, en pie, les decía: —Escuchadme, Judá y habitantes de Jerusalén: Confiad en el Señor vuestro Dios y estaréis seguros; confiad en sus profetas y venceréis.


Además, Josafat, rey de Judá, se alió con Ocozías, rey de Israel, de conducta perversa.


Aunque quiera matarme, no me queda otra esperanza; quiero defenderme en su presencia;


Yo en tu bondad confío, mi corazón se regocija en tu salvación. Cantaré al Señor que me ha favorecido.


Señor del universo, feliz aquel que en ti pone su confianza.


Y si me dices que confiáis en el Señor, vuestro Dios, ¿no es ese el Dios cuyos santuarios y altares demolió Ezequías, ordenando a Judá y a Jerusalén que solo lo adoraran en este altar?».


con estas palabras: —¡Ay, Señor! Recuerda que me he comportado con fidelidad y rectitud en tu presencia, haciendo lo que te agrada. Y rompió a llorar a lágrima viva.


Puesto que ha confiado en Dios, que Dios lo salve ahora, si es que de verdad lo ama. ¿Acaso no afirmaba que es el Hijo de Dios?


Así, nosotros, los que habíamos puesto nuestra esperanza en el Mesías, nos convertiremos en himno de alabanza a su gloria.


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