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2 Crónicas 19:2 - La Palabra (versión española)

2 le salió al encuentro el profeta Jehú, hijo de Jananí, para decirle: —¿Así que ayudas al malvado y amas a los que odian al Señor? Por eso, te ha castigado el Señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Jehú, hijo de Hananí el vidente, salió a recibirlo. «¿Por qué habrías de ayudar a los perversos y amar a los que odian al Señor? —le preguntó al rey—. Debido a lo que has hecho, el Señor está muy enojado contigo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y le dijo al rey: '¿Debías tú ayudar al malo y favorecer a los que aborrecen a Yavé? Por esto ha caído sobre ti la cólera de Yavé.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Pero el vidente Jehú ben Hanani salió a su encuentro,° y dijo al rey Josafat: ¿Conque ayudas al perverso y amas a los que aborrecen a YHVH? Por esto la ira de YHVH está sobre ti.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Le salió al encuentro Jehú, hijo de Jananí, el vidente, y dijo al rey Josafat: '¿Por qué tienes tú que prestar ayuda al impío y amar a los que odian a Yahveh? Por eso viene sobre ti la cólera de Yahveh.

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2 Crónicas 19:2
40 Referans Kwoze  

El Señor dirigió su palabra a Jehú, el hijo de Jananí, contra Basá, en estos términos:


Zimrí exterminó a toda la familia de Basá, tal y como había anunciado el Señor a Basá por medio del profeta Jehú,


El Señor habló por medio del profeta Jehú, hijo de Jananí, contra Basá y contra su familia por haber ofendido al Señor, irritándolo con sus obras a imitación de la familia de Jeroboán, y por haber exterminado la dinastía de Jeroboán.


(Ciertamente no hubo nadie como Ajab que ofendiera tan gravemente al Señor con sus acciones, incitado por su esposa Jezabel.


Sin embargo, no desaparecieron los santuarios locales de los altos y el pueblo siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos.


En aquella ocasión el profeta Jananí se presentó ante Asá, rey de Judá, y le dijo: —Por haberte apoyado en el rey de Aram, en vez de apoyarte en el Señor tu Dios, el ejército del rey de Aram se te ha escapado.


Josafat llegó a tener grandes riquezas y honores, y emparentó con Ajab.


El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, fueron a atacar Ramot de Galaad.


Ajab, el rey de Israel, propuso a Josafat, rey de Judá: —¿Quieres venir conmigo a Ramot de Galaad? Josafat le respondió: —Yo y mi gente estamos a tu disposición e iremos contigo a la guerra.


El rey de Israel le respondió: —Sí, aún queda alguien a través del cual podemos consultar al Señor: Miqueas, el hijo de Jimlá. Pero yo lo detesto, porque no me profetiza venturas, sino siempre desgracias. Josafat le dijo: —El rey no debe hablar así.


Cuando Josafat, rey de Judá, regresaba sano y salvo a su palacio de Jerusalén,


En cualquier pleito que os presenten vuestros hermanos que habitan en sus ciudades, sean causas criminales o asuntos relativos a la ley, mandamientos, normas y decretos, los instruiréis para que no pequen contra el Señor y no recaiga su ira sobre vosotros y vuestros hermanos. Si actuáis así, no pecaréis.


El resto de la historia de Josafat, de principio a fin, está escrito en la Historia de Jehú, hijo de Jananí, que fue incluida en el libro de los Reyes de Israel.


Pero luego se desentendieron del Templo del Señor, Dios de sus antepasados, y dieron culto a los postes sagrados y a los ídolos, pecado que desencadenó la cólera divina contra Judá y Jerusalén.


que se enfrentaron al rey Ozías y le dijeron: —Ozías, no te corresponde a ti quemar incienso al Señor, sino a los sacerdotes descendientes de Aarón, consagrados para ello. Sal del santuario, porque has pecado y no mereces tal honor del Señor Dios.


Sin embargo, Ezequías no correspondió al don recibido, pues se llenó de orgullo, y el Señor se enfureció contra él y contra Judá y Jerusalén.


aquel que desprecia al perverso y respeta al que es fiel al Señor; aquel que, jurando en su perjuicio, no se retracta;


Tu mano golpeará a tus enemigos, tu diestra golpeará a tus adversarios.


Dios se pone en acción, sus enemigos se dispersan, sus adversarios huyen de su presencia.


Pregonará mi boca tu justicia y tus actos salvadores todo el día, aunque no puedo contarlos.


No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto; porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso que castiga en sus hijos, nietos y biznietos la maldad de los padres que me aborrecen;


Amós respondió a Amasías: —Yo no soy un profeta de profesión. Yo estaba al cuidado del ganado y cultivaba higueras.


Si el mundo os odia, sabed que primero me odió a mí.


El que me odia a mí, odia también a mi Padre.


Se ha hecho manifiesto que la ira de Dios se abate desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de quienes, actuando inicuamente, cierran el camino a la verdad.


calumniadores, impíos, ultrajadores, soberbios, fanfarrones, dañinos, rebeldes para con sus padres;


Conocen de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no solo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.


Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo.


y no toméis parte en las estériles acciones de quienes pertenecen al mundo de las tinieblas; desenmascarad, más bien, esas acciones,


es que me vengaré de mis adversarios cuando afile mi espada reluciente y comience a impartir justicia. ¡Daré su merecido a los que me odian!


Bendice, Señor, sus logros y acepta la obra de sus manos. Quiebra la espalda de sus adversarios, y que jamás prosperen los que lo odian.


No te postrarás ante ellas, ni les rendirás culto porque yo, el Señor tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la maldad de los padres que me aborrecen, en sus hijos, nietos y biznietos;


pero que castiga y hace perecer a aquellos que lo aborrecen. No tarda en darles su merecido.


¡Gente infiel! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, quien pretende tener al mundo por amigo, se hace enemigo de Dios.


(En Israel antiguamente, cuando alguien iba a consultar a Dios, decía: «Vamos a ver al vidente»; pues al que actualmente llamamos «profeta» antes se le llamaba «vidente»).


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