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2 Crónicas 18:9 - La Palabra (versión española)

9 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas hacían profecías ante ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 El rey Acab de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados en sus respectivos tronos en el campo de trillar que está cerca de la puerta de Samaria. Todos los profetas de Acab profetizaban allí, delante de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada cual en su trono, vestidos de gala, en el terreno que hay a la entrada de la puerta de Samaria, mientras que todos los profetas profetizaban delante de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y el rey de Israel y Josafat, rey de Judá estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con atavíos reales, y sentados en una plazoleta a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban ante ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, con vestiduras reales, en la era que hay a la entrada de la puerta de Samaría, mientras todos los profetas, delante de ellos, se entregaban a sus trances proféticos.

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2 Crónicas 18:9
12 Referans Kwoze  

Sedecías, el hijo de Quenaná, se hizo unos cuernos de hierro y decía: —El Señor dice: «¡Con estos cuernos embestirás a los arameos hasta aniquilarlos!».


El rey de Israel dijo a Josafat: —Yo voy a disfrazarme para entrar en combate, pero tú conserva tus vestiduras reales. Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado.


Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: —¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá!


El reino de los muertos se estremece en lo profundo al salir a tu encuentro, despertando en tu honor a las sombras, a los grandes del mundo, haciendo que se alcen de sus tronos los reyes de los pueblos.


Todos los príncipes de las ciudades costeras bajarán de sus tronos, se despojarán de sus mantos y se quitarán su ropa recamada; se pondrán el pánico por vestido, se sentarán en el suelo, temblarán una y otra vez, y quedarán desolados al verte.


Mientras seguía mirando, pude ver cómo colocaban unos tronos y cómo se sentaba un anciano. Su ropa era blanca como la nieve, y sus cabellos parecían lana purísima. Su trono eran llamas, y las ruedas que lo sostenían, fuego ardiente.


¿O esperabais encontrar un hombre espléndidamente vestido? ¡Los que visten con esplendidez viven en los palacios reales!


Jesús le respondió: —Os aseguro que el día de la renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso, vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


y, sin embargo, os digo que ni siquiera el rey Salomón, con todo su esplendor, llegó a vestirse como uno de ellos.


Boaz fue a sentarse a la puerta de la ciudad y cuando pasó el rescatador del que antes había hablado, lo llamó: —Oye, paisano, acércate y siéntate aquí. Él se acercó y se sentó.


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