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2 Crónicas 13:18 - La Palabra (versión española)

18 En aquella ocasión los israelitas quedaron humillados, mientras que los judíos vencieron por haberse apoyado en el Señor, Dios de sus antepasados.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, y los hijos de Judá prevalecieron, porque se apoyaban en Jehová el Dios de sus padres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Así que Judá venció a Israel en esa ocasión porque confió en el Señor, Dios de sus antepasados.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Quedaron entonces humillados los hijos de Israel y prevalecieron los hijos de Judá por haberse apoyado en Yavé, el Dios de sus padres.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Así fueron humillados los hijos de Israel en aquel tiempo, mientras que los hijos de Judá prevalecieron porque se habían apoyado en YHVH, el Dios de sus padres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Así fueron humillados los israelitas en aquella ocasión, mientras que los hijos de Judá prevalecieron, porque se habían apoyado en Yahveh, Dios de sus padres.

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2 Crónicas 13:18
14 Referans Kwoze  

Ezequías confió firmemente en el Señor, Dios de Israel, y entre todos los reyes de Judá no hubo ninguno como él, ni antes ni después.


En medio de la batalla invocaron a Dios que los escuchó, por haber confiado en él: acudió en su ayuda y los agarenos y todos sus aliados cayeron en su poder.


Abías y su ejército les infligieron una gran derrota, pues Israel sufrió quinientas mil bajas.


Abías persiguió a Jeroboán y le arrebató las ciudades de Betel, Jesaná y Efrón con sus respectivas aldeas anejas.


Entonces Asá invocó al Señor, su Dios, diciendo: —Cuando tú ayudas, Señor, no haces distinciones entre el fuerte y el débil. Ayúdanos, Señor Dios nuestro, pues en ti nos apoyamos y en tu nombre vamos a luchar contra esa multitud. Señor, tú eres nuestro Dios. Que nadie prevalezca contra ti.


El Señor derrotó a los cusitas ante Asá y Judá, y ellos se dieron a la fuga.


Al día siguiente madrugaron para salir al desierto de Tecoa y mientras iban saliendo, Josafat, en pie, les decía: —Escuchadme, Judá y habitantes de Jerusalén: Confiad en el Señor vuestro Dios y estaréis seguros; confiad en sus profetas y venceréis.


Feliz al que ayuda el Dios de Jacob, quien pone su esperanza en Dios su Señor,


Dios mío, en ti confío, no me defraudes, que mis enemigos no se burlen de mí.


Nabucodonosor exclamó: —Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednegó, que ha enviado a su ángel para liberar a sus siervos. Ellos, confiando en él, desobedecieron la orden del rey y expusieron sus cuerpos a la muerte antes que dar culto y adorar a otro dios fuera del suyo.


El Señor es bondadoso, refugio en día de angustia; acoge a quienes en él se refugian.


Así, nosotros, los que habíamos puesto nuestra esperanza en el Mesías, nos convertiremos en himno de alabanza a su gloria.


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