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2 Corintios 6:16 - La Palabra (versión española)

16 ¿Puede haber algo en común entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos templos de Dios viviente. Así lo ha dicho Dios mismo: Habitaré y caminaré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 ¿Y qué clase de unión puede haber entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos el templo del Dios viviente. Como dijo Dios: «Viviré en ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 ¿Qué tiene que ver el Templo de Dios con los ídolos? Nosotros somos el Templo del Dios vivo. Dios lo dijo: Habitaré y viviré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 ¿Y qué acuerdo entre el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos° santuario del Dios viviente,° como dijo Dios: Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; Y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 ¿Qué compatibilidad entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo de Dios vivo, como lo dijo Dios: Habitaré y caminaré en medio de ellos; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.

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2 Corintios 6:16
60 Referans Kwoze  

Elías se acercó a la gente y dijo: —¿Hasta cuándo seguiréis danzando una vez sobre un pie y otra vez sobre otro? Si el Señor es Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal. Pero la gente no respondió.


Señor, durante generaciones tú has sido nuestro refugio.


No tendrás otros dioses aparte de mí.


Prestad atención a todo lo que os he dicho. No invoquéis el nombre de otros dioses; que nadie lo oiga de tus labios.


Me erigirán un santuario, y habitaré en medio de ellos.


Yo habitaré en medio de los israelitas y seré su Dios.


No adores a dioses extranjeros porque yo, el Señor, llevo el nombre de «Celoso» y soy un Dios celoso.


Les daré un corazón capaz de conocerme, de reconocer que yo soy el Señor; y serán mi pueblo y yo seré su Dios, cuando vuelvan a mí de todo corazón.


En aquel tiempo —oráculo del Señor— seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellos serán mi pueblo.


Esta es la alianza que voy a pactar con Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Serán mi pueblo y yo seré su Dios.


para que vivan según mis preceptos y respeten mis normas y las cumplan. De esta manera ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.


Os rociaré con agua pura y os purificaré de todas vuestras impurezas; pienso purificaros de todos vuestros ídolos.


Habitaréis en el país que di a vuestros antepasados; seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.


Me dijo: —Hijo de hombre, este es el lugar donde se asienta mi trono, el estrado de mis pies, donde voy a habitar para siempre en medio de los israelitas. Ni los israelitas ni sus reyes volverán a profanar mi nombre santo con su conducta inmoral y con los mausoleos que erigen tras la muerte de sus reyes.


De ahora en adelante alejarán de mí su conducta inmoral y sus mausoleos reales, y habitaré en medio de ellos para siempre.


Regresarán aquellos que habitaban a su sombra, crecerán como el trigo, florecerán como la vid y como el vino del Líbano, será famoso su recuerdo.


Aquel día —oráculo del Señor— me dirigiré a los cielos que darán su respuesta a la tierra;


Caminaré en medio de vosotros, seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo.


a los que adoran en los terrados al ejército de los cielos, a los que se postran ante el Señor jurando al mismo tiempo por él y por Milcón,


Haré pasar por el fuego a este tercio, lo purificaré como se hace con la plata y lo acrisolaré como se acrisola el oro. Me invocará y yo lo escucharé; yo diré: «Es mi pueblo»; y él responderá: «El Señor es mi Dios».


los traeré y habitarán Jerusalén; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, fiel y salvador.


Entonces Simón Pedro declaró: —¡Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo!


Nadie puede servir a dos amos al mismo tiempo, porque aborrecerá al uno y apreciará al otro; será fiel al uno y del otro no hará caso. No podéis servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.


Además les puso este ejemplo: —Nadie corta un trozo de tela a un vestido nuevo para remendar uno viejo. De hacerlo así, se estropearía el nuevo y al viejo no le quedaría bien la pieza del nuevo.


Jesús le contestó: —El que me ama de verdad se mantendrá fiel a mi mensaje; mi Padre lo amará, y mi Padre y yo vendremos a él y haremos en él nuestra morada.


El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.


Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el mismo que resucitó a Cristo Jesús infundirá nueva vida a vuestros cuerpos mortales por medio del Espíritu que ha hecho habitar en vosotros.


Pero vosotros no vivís entregados a esos apetitos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios mora en vosotros. El que carece del Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo.


Y donde les dije: «No sois mi pueblo», allí serán llamados «hijos del Dios vivo».


No podéis beber de la copa del Señor y de la copa de los demonios; no podéis comer de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios.


¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habéis recibido de Dios y que habita en vosotros? Ya no sois los dueños de vosotros mismos.


sois piedras de un edificio construido sobre el cimiento de los apóstoles y los profetas. Y Cristo Jesús es la piedra angular


en el que también vosotros os vais integrando hasta llegar a ser, por medio del Espíritu, casa en la que habita Dios.


Que Cristo habite, por medio de la fe, en el centro de vuestra vida y que el amor os sirva de cimiento y de raíz.


No tendrás otros dioses aparte de mí.


Por si me retraso, quiero que sepas cómo debes comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad.


Y, con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros, guarda la hermosa enseñanza que te ha sido confiada.


Cristo, en cambio, como Hijo que es, está al frente de la casa de Dios. Una casa que somos nosotros mientras mantengamos la confianza y la ilusión que nace de la esperanza.


Así que esta será —dice el Señor— la alianza que sellaré con Israel cuando llegue aquel día: inculcaré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Pues no dice en vano la Escritura: «Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros».


también vosotros, como piedras vivas, os vais construyendo como templo espiritual para formar un sacerdocio consagrado que, por medio de Jesucristo, ofrezca sacrificios espirituales y agradables a Dios.


Es cierto que jamás alguien ha visto a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor alcanza en nosotros cumbres de perfección.


Quien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, permanece en Dios y Dios en él.


Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea entre los siete candeleros de oro:


Y oí una voz poderosa que decía desde el trono: —Esta es la morada que Dios ha establecido entre los seres humanos. Habitará con ellos, ellos serán su pueblo y él será su Dios.


Al vencedor le reservo esta herencia: yo seré su Dios y él será mi hijo.


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