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2 Corintios 5:21 - La Palabra (versión española)

21 Al que no tuvo experiencia de pecado, Dios lo trató por nosotros como al propio pecado, para que, por medio de él, experimentemos nosotros el poder salvador de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en Él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que en él llegáramos nosotros a ser justicia de Dios.

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2 Corintios 5:21
30 Referans Kwoze  

¡Basta ya! La mente de los profetas está repleta de falsas profecías, producto de su fantasía.


En aquellos días Judá quedará a salvo y Jerusalén podrá vivir confiada, y la llamarán «el Señor es nuestra justicia».


Han sido fijadas setenta semanas para que tu pueblo y tu ciudad santa pongan fin al delito, acaben con los pecados, expíen su culpa, establezcan una justicia eterna, sellen la visión y la profecía y consagren el lugar santísimo.


Después de las sesenta y dos semanas, el ungido será eliminado. Las tropas de un príncipe que llegará después destruirán la ciudad y el santuario. Su fin será una catástrofe, pero hasta entonces habrá guerras, pues han sido decretadas devastaciones.


¡Dirígete, espada, contra mi pastor, haz frente a mi ayudante! —oráculo del Señor del universo—. Hiere al pastor y se dispersará el rebaño; incluso a los más pequeños golpearé.


Esculpió, en efecto, Moisés una serpiente de bronce y la puso en la punta de una asta; cuando uno cualquiera era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se recuperaba.


un becerro, un carnero, un cordero de un año para holocausto;


un macho cabrío como ofrenda de purificación;


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios Altísimo te envolverá. Por eso, el niño que ha de nacer será santo, será Hijo de Dios.


Rechazasteis al santo y al justo, para pedir a cambio la libertad de un asesino.


Por él, en efecto, se nos revela la justicia de Dios por medio de una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: El justo por la fe vivirá.


a quien Dios entregó a la muerte por nuestros pecados y resucitó para ser nuestra salvación.


Y si la desobediencia de uno solo hizo a muchos pecadores, también por la obediencia de uno solo muchos serán constituidos justos.


que os ha injertado en Cristo Jesús, convertido para nosotros en sabiduría divina, en poder salvador, santificador y liberador.


Quien vive en Cristo es una nueva criatura; lo viejo ha pasado y una nueva realidad está presente.


Fue Cristo quien nos libró de la maldición de la ley, haciéndose por nosotros maldito. Pues dice la Escritura: Maldito sea todo el que muera colgado de un madero.


y haced del amor la norma de vuestra vida, pues también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de olor agradable a Dios.


Quiero vivir unido a él, no por la rectitud que viene del cumplimiento de la ley, sino por la que nace de haber creído en Cristo, es decir, la que Dios nos concede por razón de la fe.


Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades; al contrario, excepto el pecado, ha experimentado todas nuestras pruebas.


Un sumo sacerdote así era el que nosotros necesitábamos: santo, inocente, incontaminado, sin connivencia con los pecadores y encumbrado hasta lo más alto de los cielos.


También Cristo murió por los pecados, una vez por todas, el inocente por los culpables, para conduciros a Dios. Como mortal, sufrió la muerte; como espiritual fue devuelto a la vida.


Y sabéis que Jesucristo, en quien no hay pecado, vino a borrar nuestros pecados.


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