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2 Corintios 3:3 - La Palabra (versión española)

3 Y bien se os nota que sois carta de Cristo redactada por nosotros; una carta escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en frías tablas de piedra, sino en las páginas palpitantes del corazón.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Es evidente que son una carta de Cristo que muestra el resultado de nuestro ministerio entre ustedes. Esta «carta» no está escrita con pluma y tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente. No está tallada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Nadie puede negar que ustedes son una carta de Cristo, de la que hemos sido instrumentos, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; carta no grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 siendo manifiesto que sois una epístola del Mesías ministrada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra,° sino en tablas que son corazones de carne.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Es evidente que sois una carta de Cristo, redactada por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de carne de los corazones.

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2 Corintios 3:3
35 Referans Kwoze  

Quiero hacer tu voluntad, tu ley llevo en mis entrañas».


Estoy sediento de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo llegaré a ver el rostro de Dios?


Añoro y siento nostalgia de los atrios del Señor; mi corazón y mi cuerpo cantan con gozo al Dios vivo.


El Señor dijo a Moisés: —Sube a encontrarte conmigo en la montaña y quédate allí, pues te daré unas tablas de piedra con la ley y los mandatos que he escrito para instruir a los israelitas.


Cuando el Señor terminó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del testimonio: tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.


Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos tablas del testimonio. Estaban escritas por ambos lados, por delante y por detrás.


El Señor dijo a Moisés: —Talla dos tablas de piedra iguales a las primeras: Yo escribiré en ellas lo mismo que había en las otras, las que tú hiciste añicos.


Que el amor y la verdad no se separen de ti: átalos a tu cuello, grábalos en tu corazón;


Átatelos en tus dedos, escríbelos en tu mente.


Pero el Señor, Dios verdadero, es un Dios vivo, rey eterno; su cólera zarandea la tierra, los paganos no aguantan su ira.


El pecado de Judá está escrito con un punzón de hierro, grabado con punta de diamante sobre la tabla de su corazón, en los ángulos de los altares.


Esta es la alianza que voy a pactar con Israel después de aquellos días —oráculo del Señor—: Pondré mi ley en su interior, la escribiré en sus corazones y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Les daré otro corazón y derramaré en medio de ellos un espíritu nuevo; les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne,


El rey Darío escribió la siguiente carta a la gente de todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: —¡Que vuestra paz aumente día a día!


Entonces Simón Pedro declaró: —¡Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo!


Pues, ¿qué son Apolo y Pablo? Simples servidores que os condujeron a la fe, valiéndose cada cual del don que Dios le concedió.


Él fue quien nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva, basada no en la letra de la ley, sino en la fuerza del Espíritu; y la letra de la ley es causa de muerte, mientras que el Espíritu lo es de vida.


Y si lo que era instrumento de muerte, grabado con letras sobre piedra, fue proclamado con tal gloria que los israelitas no podían fijar sus ojos en el rostro de Moisés a causa de su resplandor —que era perecedero—,


¿Puede haber algo en común entre el templo de Dios y los ídolos? Pues nosotros somos templos de Dios viviente. Así lo ha dicho Dios mismo: Habitaré y caminaré en medio de ellos; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


Todos, en efecto, se hacen lenguas de la acogida que nos dispensasteis y de cómo os convertisteis a Dios y renunciasteis a los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero,


Esta es la alianza que sellaré con ellos cuando llegue aquel tiempo —dice el Señor—: inculcaré mis leyes en su corazón y las escribiré en su mente.


Así que esta será —dice el Señor— la alianza que sellaré con Israel cuando llegue aquel día: inculcaré mis leyes en su mente y las escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.


¡Pues cuánto más eficaz será la sangre de Cristo que, bajo la acción del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como víctima sin mancha! ¡Cuánto más será capaz de limpiar nuestra conciencia de las acciones que causan la muerte para que podamos dar culto al Dios viviente!


Y añadió: —Esta será la señal de que el Dios vivo está en medio de vosotros y de que, al llegar vosotros, va a expulsar al cananeo, al hitita, al jeveo, al fereceo, al guirgaseo, al amorreo y al jebuseo.


Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y se pasea entre los siete candeleros de oro:


Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo: Esto dice el que tiene la espada cortante de dos filos:


Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: Esto dice el Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llama de fuego y los pies semejantes a bronce en fundición:


Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna. Esto dice el primero y el último, el que murió, pero ha vuelto a la vida:


Escribe al ángel de la iglesia de Sardes: Esto dice el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas: —Conozco tu comportamiento y, aunque alardeas de estar vivo, sé que estás muerto.


Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:


Quien tenga oídos, preste atención a lo que el Espíritu dice a las iglesias.


Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: Esto dice el Santo, el Veraz, el que tiene la llave de David, el que, cuando abre, nadie puede cerrar y, cuando cierra, nadie puede abrir:


Entonces David preguntó a los que estaban junto a él: —¿Qué se le dará a quien venza a ese filisteo y limpie la deshonra de Israel? Y ¿quién es ese filisteo incircunciso para desafiar a las huestes del Dios vivo?


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