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1 Timoteo 6:12 - La Palabra (versión española)

12 Mantén valerosamente el noble combate de la fe. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te ha llamado y de la que has hecho tan noble profesión delante de muchos testigos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pelea la buena batalla por la fe verdadera. Aférrate a la vida eterna a la que Dios te llamó y que declaraste tan bien delante de muchos testigos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Pelea el buen combate de la fe, conquista la vida eterna a la que has sido llamado y por la que hiciste tu hermosa declaración de fe en presencia de numerosos testigos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual fuiste llamado, y delante de muchos testigos declaraste la buena confesión.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Combate el buen combate de la fe; conquista la vida eterna a la que has sido llamado y de la que has hecho tan bella confesión en presencia de muchos testigos.

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1 Timoteo 6:12
39 Referans Kwoze  

Estoy adherido a ti, tu diestra me sostiene.


Es árbol de vida para quienes la consiguen, los que la mantienen son felices.


Y a poco de pasarlos hallé al amor de mi vida; lo agarré y no lo solté hasta meterlo en casa de mi madre, en la alcoba de la que me engendró.


Uno dice: «Pertenezco al Señor»; otro se pondrá el nombre de Jacob; este escribirá en su brazo: «Del Señor»; aquel se pondrá de nombre Israel.


Juntos se lanzarán al combate como valientes guerreros, pisando el barro de las calles; peleará junto a ellos el Señor y cubrirán de vergüenza a los jinetes enemigos.


la verdad que anunciamos y el poder de Dios. Tanto para atacar como para defendernos, empuñamos las armas que nos proporciona el poder salvador de Dios.


Convencidos por esta ayuda, alabarán a Dios por vuestra respuesta de fe al evangelio de Cristo y por vuestra generosa solidaridad con ellos y con todos.


Te presentarás al sacerdote que esté en funciones por aquellos días, y le dirás: «Yo declaro hoy ante el Señor tu Dios, que he entrado en la tierra que él prometió darnos, según juró a nuestros antepasados».


pues estáis librando el mismo combate en el que me visteis empeñado y que, como ahora oís, sigo sosteniendo.


Que la paz de Cristo reine en vuestras vidas; a ella os ha llamado Dios para formar un solo cuerpo. Y sed agradecidos.


exhortándoos, animándoos y amonestándoos para que os comportéis de una manera digna del Dios que os ha llamado a su reino glorioso.


que os llamó mediante el evangelio que os anunciamos para que alcancéis la gloria de nuestro Señor Jesucristo.


Timoteo, hijo mío, este es el encargo que te hago de acuerdo con las palabras proféticas que fueron pronunciadas sobre ti: estimulado por ellas, entrégate a este noble combate,


conserva la fe y mantén limpia la conciencia. Por descuidarla, algunos naufragaron en la fe;


No hagas estéril el don que hay en ti y que se te confirió cuando, por indicación profética, los presbíteros te impusieron las manos.


En presencia de Dios, que infunde vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que rindió ante Poncio Pilato el más bello testimonio, te pido solemnemente


Así se labrarán para el futuro un sólido capital de reserva y alcanzarán la vida verdadera.


Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a una vida consagrada a él, no porque lo merecieran nuestras obras, sino porque tal ha sido su designio conforme al don que se nos ha concedido por medio de Cristo Jesús antes que el tiempo existiera.


Y lo que me oíste proclamar en presencia de tantos testigos, confíalo a personas fieles, capaces a su vez de enseñarlo a otras personas.


He luchado con valor, he corrido hasta llegar a la meta, he conservado la fe.


Sabed que nuestro hermano Timoteo ha sido puesto en libertad. Si viene pronto, irá conmigo a visitaros.


Porque solo si mantenemos firme hasta el fin la confianza del principio, compartiremos la suerte de Cristo.


Ofrecía así dos garantías, ambas irrevocables, porque Dios no puede engañar, y proporcionaba un poderoso consuelo a quienes se refugiaban en él para mantener la esperanza a que estamos destinados.


No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto. Al contrario, bendecid, pues habéis sido llamados a heredar una bendición.


Y Dios, fuente de todo bien, que os ha llamado a compartir con Cristo su gloria eterna, después de estos breves padecimientos, os restablecerá, os confirmará, os fortalecerá y os colocará sobre una base inconmovible.


Pues tal es la promesa que Cristo nos ha hecho: la vida eterna.


Queridos hermanos, ardía yo en deseos de escribiros acerca de un asunto que a todos nos concierne: el de nuestra salvación. Pero ahora debo hacerlo forzado por las circunstancias, pues es preciso alentaros a combatir en defensa de la fe confiada a los creyentes de una vez por todas.


¿No recuerdas aquella tu disposición para escuchar y recibir? Pues mantenla y, si es preciso, cambia de conducta. Porque, si no estás en vela, vendré a ti como un ladrón, sin que puedas saber a qué hora llegaré contra ti.


—fue solo para que las generaciones de los israelitas aprendieran el arte de la guerra; porque antes no la conocían—:


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