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1 Samuel 24:4 - La Palabra (versión española)

4 Cuando llegó a unos apriscos de ovejas junto al camino, entró en una cueva que había allí a hacer sus necesidades. David y sus hombres estaban al fondo de la cueva.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 «¡Ahora es tu oportunidad! —los hombres le susurraron a David—. Hoy el Señor te dice: “Te aseguro que pondré a tu enemigo en tu poder, para que hagas con él lo que desees”». Entonces David se le acercó sigilosamente y cortó un pedazo del borde del manto de Saúl.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Llegó a unos corrales para ovejas que están a la orilla del camino; había allí una caverna donde entró Saúl para hacer sus necesidades. Ahora bien, David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la caverna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y los hombres de David le dijeron: ¡Este es el día que te dijo YHVH: He aquí entrego tu enemigo en tu mano, y harás con él como te parezca! Entonces se levantó David y cortó cautelosamente la orilla del manto de Saúl.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Llegó a unos apriscos de ovejas que había junto al camino. Había allí una cueva en la que entró Saúl para satisfacer una necesidad. David y los suyos estaban sentados en el fondo de la cueva.

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1 Samuel 24:4
13 Referans Kwoze  

Llevaron la cabeza de Isbóset a David, a Hebrón, y dijeron al rey: —Aquí tienes la cabeza de Isbóset, el hijo de Saúl, tu enemigo que intentó matarte. El Señor ha concedido al rey, mi señor, vengarse hoy de Saúl y de su descendencia.


Cuando los de mi casa decían: «¡Quién pudiera saciarse de su carne!»,


A voz en grito invoco al Señor, a voz en grito al Señor ruego.


Apiádate de mí, oh Dios, apiádate, que en ti pongo mi confianza; bajo tus alas me refugiaré hasta que pase la desgracia.


Pero si fue por accidente y Dios lo permitió, yo te indicaré un lugar en donde puede encontrar refugio.


David se marchó de allí y se refugió en la cueva de Adulán. Cuando se enteraron sus hermanos y toda su familia, bajaron hasta allí a encontrarse con él.


diciéndole: —No temas, porque la mano de mi padre Saúl no te alcanzará. Tú serás rey de Israel y yo seré tu segundo. Eso lo sabe hasta mi padre.


Informaron a Saúl de que David había ido a Queilá y dijo: —Dios lo ha puesto en mis manos, pues al meterse en una ciudad con puertas y cerrojos ha quedado encerrado.


Luego dijo a Saúl: —¿Por qué haces caso a los que dicen que David busca tu ruina?


Luego dijo a David: —Tú eres más inocente que yo, pues tú me has pagado muy bien y yo muy mal.


El Señor pagará a cada cual según su justicia y su lealtad. El Señor te ha entregado hoy en mi mano, pero yo no he querido levantar mi mano contra el ungido del Señor.


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