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1 Reyes 9:3 - La Palabra (versión española)

3 y le dijo: —He escuchado las súplicas y plegarias que me has dirigido. He consagrado este Templo que has construido como residencia perpetua de mi nombre: aquí estarán siempre mis ojos y mi corazón.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

3 Y le dijo Jehová: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 El Señor le dijo: «He oído tu oración y lo que me pediste. He apartado este templo para que sea santo, este lugar que has construido, donde mi nombre será honrado para siempre. Lo vigilaré sin cesar, porque es muy preciado a mi corazón.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Yavé le dijo: 'He escuchado la oración y la súplica que tú has elevado hasta mí, y consagré esta Casa que tú construiste para que en ella habitara mi Nombre para siempre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Y YHVH le dijo: He escuchado tu oración y tu súplica que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta Casa que tú has edificado, para poner mi Nombre en ella para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Le dijo Yahveh: 'He escuchado la oración y la súplica que me has dirigido, por lo que he santificado este templo que acabas de construir y asentaré en él mi nombre para siempre, de suerte que mis ojos y mi corazón estarán siempre aquí.

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1 Reyes 9:3
30 Referans Kwoze  

Mantén tus ojos abiertos noche y día sobre este Templo, el lugar donde quisiste que residiera tu nombre, y escucha las súplicas que te dirija tu siervo hacia este lugar.


—Vuelve y dile a Ezequías, el jefe de mi pueblo: «Así dice el Señor, Dios de tu antepasado David: He oído tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a curarte, y dentro de tres días podrás ir al Templo del Señor.


Hizo una estatua de Asera y la colocó en el Templo sobre el que el Señor había dicho a David y a su hijo Salomón: «En este Templo y en Jerusalén, mi ciudad elegida entre todas las tribus de Israel, residirá mi nombre por siempre.


Hizo una estatua idolátrica y la colocó en el Templo del que Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: «En este Templo y en Jerusalén, mi ciudad elegida entre todas las tribus de Israel, residirá mi nombre por siempre.


Mantén, Dios mío, tus ojos abiertos y tus oídos atentos a las súplicas que se hagan en este lugar.


Dios, que ha hecho habitar allí su nombre, derribe a cualquier rey o pueblo que intente destruir el Templo de Dios que está en Jerusalén. Yo, Darío, he promulgado este decreto. Que sea puntualmente ejecutado.


Tú atiendes, Señor, el deseo de los humildes, fortaleces su corazón, les prestas oído;


Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante.


Gritan y el Señor los escucha, de todas sus angustias los libra.


Las culpas nos tienen abrumados, pero tú perdonas nuestros pecados.


pero Dios me ha escuchado, Dios ha atendido mi súplica.


Porque el Señor hizo en seis días el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y el séptimo día descansó. Por eso mismo bendijo el Señor el sábado y lo declaró día sagrado.


Consagraré la Tienda del encuentro y el altar; a Aarón y a sus hijos los consagraré como sacerdotes a mi servicio.


Me dijo el Señor: —Aunque se presentaran ante mí Moisés y Samuel, no me sentiría bien dispuesto hacia este pueblo. Échalos de mi presencia y que salgan.


¿y venís después a poneros ante mí, en este Templo que lleva mi nombre, diciendo «Estamos a salvo», para seguir cometiendo todas esas abominaciones?


Tan pronto como empezaste a orar, se produjo la respuesta, y he venido a comunicártela, pues eres una persona muy apreciada. Así pues, atiende al mensaje y entiende la visión:


Vosotros debéis orar así: Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.


Yo sé que me escuchas siempre; si me expreso así, es por los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.


Me dijo: «Cornelio, Dios ha escuchado tu oración y ha tenido en cuenta tu generosidad con los pobres.


es una tierra que está bajo el cuidado constante del Señor tu Dios, que no aparta sus ojos de ella en ningún momento del año.


Y al llegar al lugar que el Señor vuestro Dios escoja como morada de su nombre, llevaréis allí todo lo que os he ordenado: vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y vuestras contribuciones, junto con las ofrendas más selectas de vuestras posesiones que le hayáis prometido al Señor.


Si el lugar que el Señor tu Dios escogió como morada de su nombre queda demasiado lejos de donde tú resides, podrás matar tanto vacas como ovejas de las que te dé el Señor, y comer en tu ciudad toda la carne que te apetezca. Pero hazlo tal como él te ha prescrito.


Tan solo iréis a buscar al Señor vuestro Dios al lugar que él escoja de entre todas vuestras tribus para convertirlo en su morada y hacer que allí resida su nombre.


Irás al lugar que el Señor tu Dios haya escogido como morada de su nombre; y allí, en presencia del Señor tu Dios, celebrarás la fiesta en su honor con tus hijos e hijas, con tus esclavos y esclavas, con los levitas que viven en tus ciudades, con los inmigrantes, y con los huérfanos y las viudas que vivan en medio de ti.


Tenemos plena confianza en que, si algo pedimos a Dios tal y como él quiere, nos atenderá.


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