1 Reyes 8:10 - La Palabra (versión española)

¹⁰ Cuando los sacerdotes salieron del lugar santo, la nube llenó el Templo del Señor,

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¹⁰ Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová.

Biblia Nueva Traducción Viviente

¹⁰ Al salir los sacerdotes del Lugar Santo, una densa nube llenó el templo del Señor.

Biblia Católica (Latinoamericana)

¹⁰ Cuando los sacerdotes salían del Santo, la nube ocupó la Casa de Yavé.

La Biblia Textual 3a Edicion

¹⁰ Y aconteció que al salir los sacerdotes del Santuario, una nube llenó la Casa de YHVH,

Biblia Serafín de Ausejo 1975

¹⁰ Mientras salían los sacerdotes del lugar santo, la nube llenó el templo de Yahveh,

1 Reyes 8:10 Referans Kwoze

1 Reyes 8:11

de forma que los sacerdotes no pudieron continuar su servicio, a causa de la nube, pues la gloria del Señor había llenado el Templo.

Salmos 97:2

La bruma y la niebla lo rodean, la justicia y el derecho sostienen su trono.

Éxodo 16:10

Mientras Aarón les estaba hablando, todos los israelitas miraron hacia el desierto y vieron cómo la gloria del Señor se aparecía en la nube.

Isaías 6:1

El año en que murió el rey Ozías, vi al Señor sentado en su alto y excelso trono. El ruedo de su manto llenaba el Templo.

Isaías 6:4

Los quicios de las puertas temblaron ante el estruendo de su voz, y el Templo se llenó de humo.

Ezequiel 10:4

La gloria del Señor se elevó sobre los querubines y se dirigió al umbral del Templo. El Templo se llenó de la nube y el atrio se inundó del resplandor de la gloria del Señor.

Levítico 16:2

y esto fue lo que le dijo: —Di a tu hermano Aarón que no debe entrar al santuario en cualquier fecha penetrando detrás del velo, ante la cubierta de oro que está sobre el Arca, no sea que muera; pues yo me manifiesto en una nube sobre la cubierta de oro.

Hageo 2:7

haré temblar a todas las naciones. Llegarán aquí todas las naciones con sus valiosos tesoros, y llenaré este Templo de esplendor —oráculo del Señor del universo—.

Apocalipsis 15:8

El Templo se llenó del humo de la gloria y del poder de Dios, sin que nadie pudiera entrar allí mientras no se consumaran las siete calamidades que llevaban los siete ángeles.