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1 Reyes 22:16 - La Palabra (versión española)

16 Pero el rey le dijo: —¿Cuántas veces tendré que pedirte bajo juramento que me digas solo la verdad en nombre del Señor?

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

16 Y el rey le dijo: ¿Hasta cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de Jehová?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Pero el rey le respondió con dureza: —¿Cuántas veces tengo que exigirte que solo me digas la verdad cuando hables de parte del Señor?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pero el rey le dijo: '¿Hasta cuándo tengo que exigirte en nombre de Yavé que me digas la verdad?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero el rey le dijo: ¿Cuántas veces tengo que hacerte jurar que no me digas sino la verdad en nombre de YHVH?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero el rey le dijo: '¿Cuántas veces he de conjurarte a que no me digas más que la verdad en nombre de Yahveh?'.

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1 Reyes 22:16
14 Referans Kwoze  

Cuando llegó ante el rey, este le preguntó: —Miqueas, ¿puedo ir a atacar Ramot de Galaad o no? Él le contestó: —Ataca, que tendrás éxito, pues el Señor te la entregará.


Entonces Miqueas dijo: —He visto a todo Israel disperso por los montes como un rebaño sin pastor y el Señor decía: No tienen dueño; que vuelvan en paz a sus casas.


Pero el rey le dijo: —¿Cuántas veces tendré que pedirte bajo juramento que me digas solo la verdad en nombre del Señor?


El profeta que tenga un sueño, que cuente un sueño; y el que tenga mi palabra, que la diga tal cual es. ¿Qué tiene que ver la paja comparada con el grano? —oráculo del Señor—.


El rey Sedecías mandó que se lo llevaran a palacio y le preguntó en secreto: —¿Hay alguna palabra de parte del Señor? Jeremías respondió: —Sí. Serás entregado en manos del rey de Babilonia.


El rey Sedecías mandó traer a su presencia al profeta Jeremías, a la tercera entrada del Templo del Señor y, una vez allí, le dijo: —Te quiero preguntar una cosa. No me mientas en nada.


A lo que Balaán respondió: —Y ahora que he venido a ti, ¿podré decir lo que quiera? ¡Pues no! Solo podré pronunciar las palabras que Dios ponga en mi boca.


Pero Jesús permaneció en silencio. Entonces el sumo sacerdote le conminó: —¡En nombre del Dios vivo, te exijo que nos digas si tú eres el Mesías, el Hijo de Dios!


gritando con todas sus fuerzas: —¡Déjame en paz, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! ¡Por Dios te ruego que no me atormentes!


Había allí entonces unos exorcistas itinerantes judíos que también se servían del nombre de Jesús, el Señor, en sus exorcismos sobre los poseídos de espíritus malignos. La fórmula que utilizaban era esta: «¡Os conjuro por Jesús, a quien Pablo anuncia!».


En aquella ocasión Josué pronunció este juramento: —¡Maldito sea ante el Señor quien se atreva a reconstruir esta ciudad! ¡Echar sus cimientos le costará la vida de su primogénito, y asentar sus puertas la de su hijo menor!


Los israelitas terminaron aquel día agotados, pues no habían probado bocado. Y es que Saúl los había juramentado, diciendo: —¡Maldito el que coma algo antes de la tarde, hasta que yo me haya vengado de mis enemigos!


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