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1 Reyes 22:10 - La Palabra (versión española)

10 El rey de Israel y Josafat, el rey de Judá, estaban sentados en sus tronos con sus vestiduras reales, en la plaza de la entrada de Samaría, mientras todos los profetas profetizaban ante ellos.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada uno en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 El rey Acab de Israel y Josafat, rey de Judá, vestidos con sus vestiduras reales, estaban sentados en sus respectivos tronos en el campo de trillar que está cerca de la puerta de Samaria. Todos los profetas de Acab profetizaban allí, delante de ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, en traje de ceremonia, en la era que está a la entrada de la puerta de Samaría, y todos los profetas seguían profetizando delante de ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y el rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de Samaria, y todos los profetas profetizaban ante ellos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, con vestiduras reales, en la era que hay a la entrada de la puerta de Samaría, mientras todos los profetas, delante de ellos, se entregaban a sus trances proféticos.

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1 Reyes 22:10
13 Referans Kwoze  

Después de mediodía entraron en éxtasis hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oyó ninguna voz, ni hubo respuesta ni reacción alguna.


El rey de Israel dijo a Josafat: —Yo voy a disfrazarme para entrar en combate y tú te vistes con mis ropas. Así que el rey de Israel entró en combate disfrazado.


El rey de Israel reunió a unos cuatrocientos profetas y les preguntó: —¿Puedo ir a atacar Ramot de Galaad o no? Ellos le respondieron: —Puedes ir, porque el Señor te la va a entregar.


Entonces el rey de Israel llamó a un funcionario y le dijo: —¡Que venga inmediatamente Miqueas, el hijo de Jimlá!


Pasados los tres días, Ester se puso sus vestiduras reales y entró en el patio interior del palacio, que era visible desde el salón del trono. Allí estaba el rey sentado en su trono real, frente a la puerta de entrada.


¿O esperabais encontrar un hombre espléndidamente vestido? ¡Los que visten con esplendidez viven en los palacios reales!


Acumulad, más bien, riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a perder y donde no hay ladrones que entren a robarlas.


En la fecha fijada para la audiencia, Herodes, vestido de sus máximas galas reales, ocupó su lugar en la tribuna y pronunció un discurso ante sus súbditos.


Al día siguiente llegaron Agripa y Berenice con un fastuoso cortejo, y entraron en la sala de la audiencia en compañía de altos jefes militares y de las más destacadas personalidades de la ciudad. A una orden de Festo, condujeron allí a Pablo.


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