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1 Reyes 19:12 - La Palabra (versión española)

12 Tras el terremoto hubo un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Tras el fuego se oyó un ligero susurro,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

12 Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Pasado el terremoto hubo un incendio, pero el Señor no estaba en el incendio. Y después del incendio hubo un suave susurro.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Después del terremoto, un fuego, pero Yavé no está en el fuego. Después del fuego, se sintió el murmullo de una suave brisa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 Después del terremoto hubo un fuego, pero YHVH no estaba en el fuego. Y después del fuego hubo un susurro apacible y delicado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Después del terremoto vino fuego; pero tampoco en el fuego estaba Yahveh. Y tras el fuego surgió un suave susurro de brisa.

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1 Reyes 19:12
15 Referans Kwoze  

Cuando el sol se puso y llegó la oscuridad, un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron entre los animales descuartizados.


Entonces descendió el fuego divino, devoró el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja.


Elías le respondió: —Si yo soy el hombre de Dios, que caiga un rayo del cielo y os consuma a ti y a tus cincuenta hombres. Y al instante cayó un rayo del cielo que consumió al capitán y a sus cincuenta hombres.


Mientras ellos seguían caminando y hablando, un carro de fuego tirado por caballos de fuego los separó y Elías subió al cielo en el torbellino.


No te voy a llenar de terror, ni pienso ensañarme contigo.


Allí estaba, no lo reconocí, pero su imagen permanecía ante mí. Una voz rasgó el silencio:


Allí se le apareció el ángel del Señor como una llama de fuego, en medio de una zarza. Se fijó y quedó sorprendido al ver que la zarza ardía, pero no se consumía.


El Señor pasó delante de él proclamando: —¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios compasivo y benévolo, lento en airarse y rico en amor y fidelidad,


De pronto, un estruendo que procedía del cielo y avanzaba como un huracán invadió el lugar en que estaban congregados.


El día que el Señor os habló desde el fuego en el Horeb, no visteis figura alguna. Por lo tanto, cuidaos muy mucho


¿Acaso existe algún pueblo que, como vosotros, haya oído a Dios hablándole desde el fuego y continúe con vida?


Que no en vano nuestro Dios es un fuego devorador.


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