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1 Reyes 11:2 - La Palabra (versión española)

2 mujeres de las naciones acerca de las cuales el Señor había prevenido a los israelitas: «No os unáis a ellas ni ellas a vosotros, porque seguramente desviarán vuestro corazón tras sus dioses». Pero Salomón, con sus amores, se unió a ellas

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Biblia Reina Valera 1960

2 gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A estas, pues, se juntó Salomón con amor.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 El Señor había instruido claramente a los israelitas cuando les dijo: «No se casen con ellas, porque les desviarán el corazón hacia sus dioses». Sin embargo, Salomón se empecinó en amarlas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 tuvo setecientas mujeres que eran princesas y trescientas concubinas, (además de la hija del faraón): Moabitas, amorreas, edomitas, sidonias e hititas (y sus mujeres pervirtieron su corazón).

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 de entre las naciones que había dicho YHVH a los hijos de Israel: No penetréis en ellas ni ellas penetren en vosotros, pues de seguro apartarán vuestro corazón hacia sus dioses.° A éstos° Salomón se apegó apasionadamente,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 pertenecientes a aquellas naciones acerca de las cuales había dicho Yahveh a los israelitas: 'No os unáis a ellas, ni ellas se unirán a vosotros, pues de seguro arrastrarán vuestro corazón tras de sus dioses'. Pero Salomón se unía a ellas por amor.

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1 Reyes 11:2
24 Referans Kwoze  

Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, se une a su mujer y los dos se hacen uno solo.


Pero después Siquén no pudo quitarse de la cabeza a Dina, la hija de Jacob, porque se había enamorado de ella; así que trató de ganarse su amor.


El Señor se encolerizó contra Salomón por haber apartado su corazón del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces,


le salió al encuentro el profeta Jehú, hijo de Jananí, para decirle: —¿Así que ayudas al malvado y amas a los que odian al Señor? Por eso, te ha castigado el Señor.


Siguió los pasos de los reyes de Israel, como había hecho la dinastía de Ajab, pues se había casado con una hija de Ajab, y ofendió al Señor.


No caséis, por tanto, vuestras hijas con sus hijos, ni vuestros hijos con sus hijas. No concertéis pactos con ellos ni busquéis su favor; de esta manera vosotros os haréis fuertes, comeréis los mejores frutos de la tierra y la dejaréis como herencia a vuestros hijos para siempre».


Señor, ¿no voy a odiar a quienes te odian?, ¿no voy a aborrecer a tus enemigos?


Fijaré tus fronteras desde el mar de las Cañas hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río Éufrates. Yo he puesto en tus manos a los habitantes del país para que puedas expulsarlos.


Guárdate mucho de pactar con los habitantes del país donde vas a entrar porque serían una trampa para ti.


No tomes a sus hijas como esposas para tus hijos, pues puede que cuando ellas rindan culto a sus dioses, induzcan también a vuestros hijos a rendir culto a esos mismos dioses.


Judá ha cometido traición; en Israel y en Jerusalén se han hecho cosas aborrecibles, pues Judá ha profanado el santuario amado por el Señor al permitir matrimonios con mujeres que adoran a dioses extranjeros.


Conocen de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no solo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.


No hagáis de vuestro amor una comedia. Aborreced el mal y abrazad el bien.


No os engañéis: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres».


Pero tengo una queja contra ti, y es que has dejado enfriar tu primer amor.


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