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1 Reyes 1:20 - La Palabra (versión española)

20 Ahora, majestad, todo Israel está pendiente de ti y de que les anuncies quién va a suceder en el trono al rey, mi señor.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

20 Entre tanto, rey señor mío, los ojos de todo Israel están puestos en ti, para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey después de él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Y ahora, mi señor el rey, todo Israel está esperando que usted anuncie quién será el próximo rey.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Mientras tanto todo Israel tiene los ojos fijos en ti, el rey mi señor, para que tú designes a tu sucesor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y sobre ti, oh rey señor mío, están los ojos de todo Israel para que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey, después de él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Ahora, mi señor el rey, los ojos de todo Israel están pendientes de ti, esperando que les declares quién se ha de sentar en el trono de mi señor el rey, después de él.

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1 Reyes 1:20
11 Referans Kwoze  

El espíritu del Señor habla por mí y su palabra está en mi lengua.


Ha sacrificado toros, terneros cebados y corderos en cantidad y ha invitado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y al jefe del ejército Joab, pero no ha invitado a tu siervo Salomón.


Pues, cuando el rey, mi señor, vaya a reunirse con sus padres, yo y mi hijo Salomón quedaremos como culpables.


Piensa que el Señor te ha escogido para que le edifiques el santuario. ¡Valor y manos a la obra!


Luego el rey David se dirigió a toda la asamblea: —Mi hijo Salomón, el único a quien Dios ha escogido, es joven e inexperto y la empresa es enorme, pues no es este el palacio para un hombre, sino para Dios, el Señor.


Dios nuestro, dales su merecido, pues nosotros nos sentimos indefensos ante esta enorme multitud que nos ataca y no sabemos qué hacer, si no es poner en ti nuestra mirada.


Como dirigen sus ojos los siervos hacia la mano de sus señores, como dirige sus ojos la esclava hacia la mano de su señora, así dirigimos nuestros ojos hacia Dios, Señor nuestro, hasta que él se apiade de nosotros.


Mis ojos tengo siempre en el Señor, él libera mis pies de la trampa.


Y ahí está la piedra que pongo ante Josué, una piedra única que tiene siete ojos y sobre la que voy a grabar su inscripción —oráculo del Señor del universo—. En un solo día borraré la iniquidad de esta tierra,


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