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1 Pedro 4:10 - La Palabra (versión española)

10 Que todos, como buenos administradores de los múltiples dones de Dios, pongan al servicio de los demás el don que recibieron.

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Biblia Reina Valera 1960

10 Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Que cada uno ponga al servicio de los demás el carisma que ha recibido, y de este modo serán buenos administradores de los diversos dones de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Cada uno según el don que recibió, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Que cada uno ponga al servicio de los demás el don que recibió, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

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1 Pedro 4:10
29 Referans Kwoze  

De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.


Y este evangelio del reino se anunciará por todo el mundo, para que todas las naciones lo conozcan. Entonces llegará el fin.


porque habrá entonces tanto sufrimiento como no lo ha habido desde que el mundo existe ni volverá a haberlo jamás.


Portaos como el criado fiel e inteligente a quien su amo pone al frente de la servidumbre para que les tenga la comida dispuesta a su hora.


El que había recibido dos talentos hizo lo mismo, y también duplicó su capital.


Entonces ellos contestarán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, o sediento, o como un extraño, o sin ropa, o enfermo, o en la cárcel y no te ofrecimos ayuda?».


Porque así también el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de la libertad de todos.


El Señor le contestó: —Vosotros portaos como el administrador fiel e inteligente a quien su amo pone al frente de la servidumbre para que a su hora les tenga dispuesta la correspondiente ración de comida


Antes de partir, llamó a diez criados suyos y a cada uno le entregó una cantidad de dinero, diciéndoles: «Negociad con este dinero en tanto que yo regreso».


Juana, la mujer de Cusa, administrador de Herodes; Susana y muchas otras. Todas ellas ayudaban con sus propios recursos a Jesús y sus discípulos.


En este momento estoy a punto de emprender viaje a Jerusalén para prestar un servicio a aquellos hermanos en la fe.


Han tenido a bien, aunque en realidad es una obligación, ya que, si los paganos han participado en los bienes espirituales de los judíos, justo es que ahora los ayuden en lo material.


Pero la gracia divina ha hecho de mí esto que soy; una gracia que no se ha malogrado en cuanto a mí toca. Al contrario, me he afanado más que todos los otros; bueno, no yo, sino la gracia de Dios que actúa en mí.


Yo, respondiendo al don que Dios me ha concedido, he puesto los cimientos como buen arquitecto; otro es el que levanta el edificio. Mire, sin embargo, cada uno cómo lo hace.


Porque, ¿quién te hace a ti mejor que los demás?, ¿qué tienes que no hayas recibido? Y si todo lo que tienes lo has recibido, ¿a qué viene presumir como si fuera tuyo?


Puesto que somos colaboradores de Dios, os exhortamos a que no echéis a perder su gracia.


En relación con la ayuda a favor de los hermanos, me parece superfluo escribiros.


A mí, que soy el más insignificante de todos los creyentes, se me ha concedido este privilegio: anunciar a los paganos la incalculable riqueza de Cristo


Él es quien a unos ha hecho apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.


Y tú sabes mejor que nadie los buenos servicios que me prestó en Éfeso; que el Señor le conceda su misericordia el día del juicio.


Es preciso, en efecto, que el obispo, en cuanto encargado de administrar la casa de Dios, sea irreprochable. No ha de ser arrogante, ni colérico, ni aficionado al vino, ni pendenciero, ni amigo de negocios sucios.


Porque no es injusto Dios como para olvidarse de vuestros afanes y del amor que, en atención a él, habéis derrochado y seguís derrochando al servicio de los creyentes.


Y Dios, fuente de todo bien, que os ha llamado a compartir con Cristo su gloria eterna, después de estos breves padecimientos, os restablecerá, os confirmará, os fortalecerá y os colocará sobre una base inconmovible.


Por medio de Silvano, a quien considero hermano de vuestra total confianza, os he escrito brevemente para animaros y aseguraros que esta es la verdadera gracia de Dios. ¡Manteneos en ella!


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