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1 Pedro 2:9 - La Palabra (versión española)

9 Pero vosotros sois raza elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de su posesión, destinado a proclamar las grandezas de quien os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.

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Biblia Reina Valera 1960

9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Pero ustedes son una raza elegida, un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios hizo suyo para proclamar sus maravillas; pues él los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Pero vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa,° pueblo por posesión,° para que proclaméis las proezas° del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Vosotros, en cambio, sois linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para anunciar las magnificencias del que os llamó de las tinieblas a su maravillosa luz.

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1 Pedro 2:9
50 Referans Kwoze  

para que me goce con tus elegidos, me alegre con la alegría de tu pueblo, me llene de orgullo con tu heredad.


Dios es el Señor, él nos alumbra, ¡atad con ramas la víctima festiva a los salientes del altar!


porque el Señor escogió a Jacob, a Israel como heredad suya.


La posteridad ha de servirlo, por siempre será proclamado el Señor.


¡Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió como heredad suya!


Si dijese: «Hablaré como ellos», traicionaría al linaje de tus hijos.


Abrid los portones, que pase el pueblo fiel, el pueblo que guarda lealtad.


Y tú, Israel, siervo mío, tú, Jacob, mi elegido, estirpe de mi amigo Abrahán,


Guiaré a los ciegos por rutas que ignoran, los encaminaré por sendas desconocidas; convertiré a su paso la tiniebla en luz, transformaré lo escabroso en llanuras. Todo esto haré, sin dejar nada.


Y ahora escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a quien he elegido.


y a vosotros os proclamarán sacerdotes del Señor, os llamarán servidores de nuestro Dios. Os haréis con la riqueza de las naciones, sus posesiones pasarán a vuestras manos.


Los llamarán «Pueblo del Santo», les dirán «Rescatados del Señor», y a ti te llamarán «Anhelada», te dirán «Ciudad no abandonada».


Elegiré a algunos de ellos como sacerdotes o levitas dice el Señor.


Multiplicas el gozo, aumentas la alegría; se alegran ante ti igual que al cosechar, lo mismo que gozan al repartir el botín.


Pues bien, cuando llegue el día en que yo intervenga —dice el Señor del universo—, volverán a ser mi propiedad personal y los perdonaré como hace un padre con el hijo que está a su servicio.


El pueblo sumido en las tinieblas vio una luz resplandeciente; a los que vivían en país de sombra de muerte, una luz los alumbró.


Pues así debe alumbrar vuestra luz delante de los demás, para que viendo el bien que hacéis alaben a vuestro Padre celestial.


para llenar de luz a los que viven en oscuridad y sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por caminos de paz.


Por ellos yo me consagro para que también ellos sean consagrados por medio de la verdad.


Cuidad de vosotros mismos y de todo el rebaño sobre el que os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes. Pastoread la Iglesia que el Señor adquirió con el sacrificio de su propia vida.


para que les abras los ojos del entendimiento, les hagas pasar de las tinieblas a la luz y del imperio de Satanás a Dios. De este modo, por medio de la fe en mí, alcanzarán el perdón de los pecados y la herencia que corresponde a los que Dios ha consagrado para sí».


—¡Por poco me convences para que me haga cristiano! —contestó Agripa.


Esos somos nosotros, convocados no solo de entre los judíos, sino también de entre los paganos.


Si destruís el templo de Dios, Dios mismo os destruirá a vosotros; no en vano el templo de Dios es algo santo, y vosotros mismos sois ese templo.


que es garantía de nuestra herencia, en orden a la liberación del pueblo adquirido por Dios, para convertirse en himno de alabanza a su gloria.


De este modo, la bondad tan generosamente derramada sobre nosotros por medio de su Hijo querido, se convierte en himno de alabanza a su gloria.


a él sea la gloria en Cristo y en la Iglesia, de edad en edad y por generaciones sin término. Amén.


Sin embargo, de quien se enamoró el Señor fue de tus antepasados; los amó, y después de ellos escogió a su descendencia, o sea a vosotros, entre todos los pueblos, como hoy podemos ver.


porque tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios, y a ti te ha elegido el Señor de entre todos los pueblos de la tierra para que seas el pueblo de su propiedad.


No recibirán parte de la heredad de sus hermanos; el Señor será su heredad, tal como les prometió.


A vosotros, en cambio, el Señor os tomó y os sacó del horno de hierro de Egipto, para que fueseis el pueblo de su propiedad, como efectivamente ahora lo sois.


Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor tu Dios, y a ti te ha elegido el Señor tu Dios, entre todos los pueblos de la tierra, para que seas el pueblo de su propiedad.


en busca de la meta, trofeo al que Dios, por medio de Cristo Jesús, nos llama desde lo alto.


Él es quien nos ha rescatado del poder de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,


Dios es quien nos ha salvado y nos ha llamado a una vida consagrada a él, no porque lo merecieran nuestras obras, sino porque tal ha sido su designio conforme al don que se nos ha concedido por medio de Cristo Jesús antes que el tiempo existiera.


Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien.


A vosotros, objeto del designio amoroso de Dios Padre y consagrados por medio del Espíritu para que obedezcáis a Jesucristo y seáis purificados con su sangre, os deseo gracia y paz en abundancia.


también vosotros, como piedras vivas, os vais construyendo como templo espiritual para formar un sacerdocio consagrado que, por medio de Jesucristo, ofrezca sacrificios espirituales y agradables a Dios.


El que habla, que comunique palabra de Dios; el que presta un servicio, hágalo consciente de que es Dios quien le da las fuerzas. Así, en todo lo que hagáis, Dios resultará glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el poder por siempre y para siempre. Amén.


al que ha hecho de nosotros un reino y nos ha constituido sacerdotes para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por siempre. Amén.


¡Dichosos quienes Dios ha elegido para tomar parte en ella! La segunda muerte no hará presa en ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años.


y has constituido con ellas un reino de sacerdotes que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra.


El Señor no abandonará a su pueblo por el honor de su nombre, pues el Señor ha decidido convertiros en su pueblo.


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