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1 Pedro 2:1 - La Palabra (versión española)

1 Renunciad, pues, a toda malicia, a todo engaño, hipocresía, envidia o maledicencia.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Por lo tanto, desháganse de toda mala conducta. Acaben con todo engaño, hipocresía, celos y toda clase de comentarios hirientes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Rechacen, pues, toda maldad y engaño, la hipocresía, la envidia y toda clase de chismes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Desechando pues toda malicia, y todo engaño, fingimientos y envidias, y todas las maledicencias,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Despojaos, pues, de toda maldad y de toda falsedad, de hipocresías, de envidias y de toda clase de maledicencias.

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1 Pedro 2:1
50 Referans Kwoze  

La mente del impío almacena cólera, cuando Dios lo encadena no pide socorro;


Dichoso aquel a quien el Señor no le imputa culpa alguna, ni en su espíritu alberga engaño.


Guarda tu lengua del mal, y tus labios de la mentira;


No te exasperes con los malvados, no envidies a los que obran mal,


pues envidié a los soberbios al ver la dicha de los malos.


La mente sana vivifica al cuerpo, la envidia corroe los huesos.


No envidies a los malvados, ni desees estar con ellos,


No te irrites por los malhechores, ni envidies a los malvados.


No envidies a la persona violenta, ni trates de imitar su proceder;


Aquel día la gente se deshará de sus ídolos de plata y de oro (que se hizo para darles culto), de los topos y de los murciélagos;


Tendrás por metal impuro la plata que recubre tus ídolos y el oro que adorna tus estatuas. Los tirarás como algo inmundo, los considerarás solo basura.


¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías acerca de vosotros cuando dijo:


Así también vosotros: os hacéis pasar por justos delante de la gente, pero vuestro interior está lleno de hipocresía y maldad.


Entonces lo castigará severamente dándole un lugar entre los hipócritas. Allí llorará y le rechinarán los dientes.


¡Hipócrita! Saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano.


Jesús, conociendo la hipocresía que había en ellos, les contestó: —¿Por qué me ponéis trampas? Traedme un denario para que yo lo vea.


¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros ocultos a la vista, sobre los que pisa la gente sin saberlo!


Entre tanto, miles de personas se apiñaban alrededor de Jesús atropellándose unas a otras. Entonces, dirigiéndose en primer lugar a sus discípulos, Jesús dijo: —Cuidaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.


¿Cómo podrás decirle a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la brizna que tienes en el ojo», cuando no ves el tronco que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita, saca primero el tronco de tu ojo, y entonces podrás ver con claridad para sacar la brizna del ojo de tu hermano!


Al ver Jesús que Natanael venía a su encuentro, comentó: —Ahí tenéis a un verdadero israelita en quien no cabe falsedad.


Rebosan injusticia, perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos,


Hermanos, no os comportéis como niños al razonar. Tened, sí, la inocencia del niño en lo que atañe al mal; pero, en cuanto a vuestros razonamientos, sed personas hechas y derechas.


Así que hagamos fiesta; pero no a base de la vieja levadura —me refiero a la maldad y a la perversidad—, sino con los panes pascuales de la sinceridad y de la verdad.


Porque tengo miedo de no encontraros a mi llegada como yo quisiera y de que tampoco vosotros me encontréis como sería vuestro deseo. Tengo miedo de encontrarme con discordias, envidias, animosidades, rivalidades, maledicencias, críticas, engreimientos y desórdenes.


Nada de acritud, rencor, ira, voces destempladas, injurias o cualquier otra suerte de maldad; desterrad todo eso.


Nuestra exhortación, en efecto, nunca se ha basado en el engaño, en turbios motivos o en el fraude;


Del mismo modo, que también las mujeres sean responsables, no calumniadoras, sobrias y plenamente fieles.


Y las ancianas lo mismo: que se comporten como corresponde a creyentes; que no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras de bondad.


Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda.


Por tanto, renunciando a todo vicio y al mal que nos cerca por doquier, acoged dócilmente la palabra que, plantada en vosotros, es capaz de salvaros.


Pero si tenéis el corazón lleno de envidia y de ambición, ¿para qué presumir de sabiduría y andar falseando la verdad?


Hermanos, no habléis mal unos de otros. Quien critica a su hermano o se erige en su juez, está criticando y juzgando a la ley. Y si juzgas a la ley, no eres su cumplidor, sino su juez.


Pues no dice en vano la Escritura: «Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros».


No os quejéis, hermanos, unos de otros, para que no seáis condenados; el juez ya está a las puertas.


Sois libres, pero utilizad la libertad para servir a Dios y no como patente de libertinaje.


Cristo, que ni cometió pecado ni se encontró mentira en sus labios.


En efecto: Quien desee amar la vida y conocer días felices, debe guardar su lengua del mal, y sus labios de la falsedad.


para vivir el resto de su vida mortal conforme a la voluntad de Dios y no conforme a las pasiones humanas.


Ahora, ellos se extrañan y os insultan porque no os lanzáis junto con ellos a ese torrente desbordado de lujuria.


los de palabras sinceras y de conducta intachable.


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