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1 Crónicas 4:10 - La Palabra (versión española)

10 Jabés clamó al Dios de Israel: «Bendíceme, ensancha mis fronteras, ayúdame y líbrame de la desgracia para que no sufra». Y Dios le concedió lo que había pedido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Él fue quien oró al Dios de Israel diciendo: «¡Ay, si tú me bendijeras y extendieras mi territorio! ¡Te ruego que estés conmigo en todo lo que haga, y líbrame de toda dificultad que me cause dolor!»; y Dios le concedió lo que pidió.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Jabés invocó al Dios de Israel, exclamando: 'Si de verdad me bendices, se ensancharán mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción. Y le concedió Dios lo que pedía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 E invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y ’Elohim le concedió lo que había pedido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Yabés invocó al Dios de Israel, diciendo: 'Si realmente me bendices y ensanchas mi territorio, si tu mano está conmigo, alejarás el mal y no sentiré aflicción'. Y Dios le otorgó lo que pedía.

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1 Crónicas 4:10
56 Referans Kwoze  

Te convertiré en una gran nación, te bendeciré y haré famoso tu nombre, y servirás de bendición para otros.


De allí se dirigió a la zona montañosa, al este de Betel, y allí montó su tienda, teniendo Betel al oeste y Ay al este. En aquel lugar erigió un altar al Señor e invocó allí su nombre.


Después Jacob hizo esta promesa: —Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que acabo de emprender, si me proporciona alimento para sustentarme y vestido con que cubrirme,


y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios,


Viendo el desconocido que no podía vencer a Jacob, lo golpeó en la coyuntura de la cadera, y esta parte quedó dislocada mientras luchaban.


Y el desconocido le dijo: —Suéltame, que ya despunta el alba. Y Jacob respondió: —No te soltaré hasta que me bendigas.


El desconocido le preguntó: —¿Cómo te llamas? Respondió: —Jacob.


Y allí mismo erigió un altar y lo dedicó al Dios de Israel.


el ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos; que en ellos se perpetúe mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac; que crezcan y se multipliquen en medio de la tierra.


Alabad al Señor, aclamad su nombre, proclamad entre los pueblos sus hazañas.


Quelub, hermano de Sujá, fue padre de Mejir y este fue padre de Estón.


Jabés fue más ilustre que sus hermanos y su madre lo llamó Jabés diciendo: «Lo he parido con dolor».


El hazmerreír de sus vecinos, ese soy yo; yo, que me comunicaba con Dios. ¡El hazmerreír, siendo íntegro y honrado!


Que tu mano venga en mi ayuda, porque yo escogí tus preceptos.


El Señor te protege de todo mal, él protege tu vida.


Él cumple el deseo de sus fieles, escucha su grito y los salva.


Te pidió vida y se la diste, una larga vida que no tendrá fin.


Devuélveme el gozo de tu salvación, que un espíritu generoso me sostenga.


Déjame sentir la alegría y el regocijo; que se gocen los huesos que dañaste.


Pero yo invocaré a Dios y el Señor me salvará.


pues tú escuchas las oraciones y todos los humanos acuden a ti.


Que su fama dure por siempre, que perdure por siempre bajo el sol; que en su nombre se bendiga, que todas las naciones lo elogien.


De sus sacerdotes, Moisés y Aarón; de los que invocaban su nombre, Samuel: ellos llamaban al Señor y él les respondía.


La bendición del Señor enriquece sin que nada le añada el esfuerzo.


aleja de mí la falsedad y la mentira; y no me des pobreza ni riqueza, sino solo el alimento necesario;


No temas, que estoy contigo; no te angusties, que soy tu Dios. Te doy fuerza y voy a ayudarte, te sostiene mi diestra salvadora.


En vano los pobres buscan agua, la sed reseca su lengua. Yo, el Señor, les respondo; como Dios de Israel, no los abandono.


Llámame y te responderé; te comunicaré cosas importantes y recónditas, que no conoces.


Pedro se acordó de que Jesús le había dicho: «Antes de que cante el gallo me habrás negado tres veces». Y saliendo de allí, se echó a llorar amargamente.


No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno.


y dijo: —¡Si al menos en este día supieras cómo encontrar lo que conduce a la paz! Pero eso está ahora fuera de tu alcance.


Yo les doy vida eterna, jamás perecerán y nadie podrá arrebatármelas;


Por tercera vez le preguntó Jesús: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció al oír que le preguntaba por tercera vez si lo quería, y contestó: —Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero. Entonces Jesús le dijo: —Apacienta mis ovejas.


Así que Dios, después de resucitar a su siervo, os lo ha enviado primero a vosotros a fin de que se os convierta en bendición y todos y cada uno os apartéis del mal.


No hagáis de vuestro amor una comedia. Aborreced el mal y abrazad el bien.


Vuestra respuesta a la fe ha llegado a conocimiento de todos y eso me alegra; quiero, sin embargo, que seáis sagaces para hacer el bien y limpios frente al mal.


a la Iglesia de Dios reunida en Corinto. A vosotros que, consagrados por Cristo Jesús, habéis sido elegidos por Dios para ser su pueblo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro.


Alabemos a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por medio de Cristo nos ha bendecido con toda suerte de bienes espirituales y celestiales.


A Dios que, desplegando su poder sobre nosotros, es capaz de realizar todas las cosas incomparablemente mejor de cuanto pensamos o pedimos,


No causéis tristeza al Espíritu Santo de Dios, que es en vosotros como un sello que os distinguirá en el día de la liberación.


seguirá librándome de todo lo malo y me otorgará la salvación en su reino celestial. A él la gloria por siempre y para siempre. Amén.


Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta.


Elí le dijo: —Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda la gracia que le has pedido.


Ana quedó embarazada y, pasado el tiempo debido, dio a luz un hijo al que puso de nombre Samuel, explicando: «Al Señor se lo pedí».


Y Ana le dijo: —Por favor, señor, escúchame. Yo soy la mujer que estuvo aquí, junto a ti, orando al Señor.


Este es el niño que pedía y el Señor me ha concedido la petición que le hice.


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