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1 Corintios 8:1 - La Palabra (versión española)

1 En cuanto a la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, todos conocemos el modo de proceder. Pero el conocimiento envanece; solo el amor es verdaderamente provechoso.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Ahora, con respecto a la pregunta acerca de la comida que ha sido ofrecida a ídolos, es cierto, sabemos que «todos tenemos conocimiento» sobre este tema. Sin embargo, mientras que el conocimiento nos hace sentir importantes, es el amor lo que fortalece a la iglesia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Hablemos de la carne sacrificada a los ídolos. Todos, por supuesto, hemos alcanzado el saber; pero el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Ahora bien, en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento, pero el conocimiento envanece, en tanto que el amor edifica.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Todos tenemos conocimiento acerca de la carne inmolada a los ídolos. Pero el conocimiento infla, mientras que el amor construye.

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1 Corintios 8:1
35 Referans Kwoze  

Confiabas en tu maldad y decías: «No hay nadie que me vea»; pero tu destreza y tu saber han acabado por extraviarte. Decías en tu interior: «Yo sola y nadie más»;


¡Ay de los que se creen sabios, y se tienen por juiciosos!


que lo incitaban a participar en los sacrificios en honor de su dios. El pueblo participó en esos sacrificios y adoró a ese dios,


Así pues, ¿por qué queréis ahora poner a prueba a Dios, imponiendo a los creyentes una carga que ni vuestros antepasados ni nosotros mismos hemos podido soportar?


abstenerse de lo que haya sido sacrificado a los ídolos, no comer carne de animales ahogados, no alimentarse de sangre, y no cometer ninguna clase de inmoralidad sexual. Haréis bien en prescindir de todo esto. Quedad con Dios».


En lo concerniente a los no judíos que han abrazado la fe, en su día les comunicamos por escrito nuestra decisión, a saber, que se abstengan de comer carne ofrecida a los ídolos o procedente de animales ahogados, y que se abstengan también de alimentarse de sangre y de cometer cualquier clase de inmoralidad sexual.


No quiero, hermanos, que ignoréis este misterio para que no presumáis de inteligentes. La obstinación de una parte de Israel no es definitiva; durará hasta que el conjunto de las naciones se convierta.


Vivid en plena armonía unos con otros. No ambicionéis grandezas, antes bien poneos al nivel de los humildes. Y no presumáis de inteligentes.


¿Cómo te atreves, entonces, a erigirte en juez de tu hermano? ¿Quién eres tú para despreciarlo? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios,


Apoyado en Jesús, el Señor, estoy plenamente convencido de que nada es en sí mismo impuro; una cosa es impura solo para aquel que la considere como tal.


Así que busquemos con afán lo que contribuye a la paz y a la convivencia mutua.


La fe bien formada que tú tienes, resérvala para tus relaciones personales con Dios. ¡Dichoso el que puede tomar una decisión sin angustias de conciencia!


Quien come de todo, que no desprecie a quien se abstiene de comer ciertos alimentos; y el que no come ciertos alimentos, que no critique al que come de todo, pues ambos han sido acogidos por Dios.


Por lo demás, hermanos míos, estoy convencido de que rebosáis bondad y estáis repletos de ese conocimiento gracias al cual podéis aconsejaros unos a otros.


y os ha enriquecido sobremanera con toda clase de dones, tanto en lo que se refiere al conocer como al hablar.


Os hablo como a personas inteligentes, capaces de estimar el valor de lo que os digo.


Pero si alguien os indica: «Eso es carne sacrificada a los ídolos», entonces, en atención a quien os lo ha indicado y por razones de conciencia, no lo comáis.


Hermanos, no os comportéis como niños al razonar. Tened, sí, la inocencia del niño en lo que atañe al mal; pero, en cuanto a vuestros razonamientos, sed personas hechas y derechas.


Retornad al buen camino y no sigáis pecando; pues, para vergüenza vuestra, tengo que deciros que algunos de vosotros desconocen a Dios.


Así que nosotros somos unos locos a causa de Cristo; vosotros, en cambio, un modelo de sensatez cristiana; nosotros somos débiles, vosotros fuertes; vosotros os lleváis la estima, nosotros el desprecio.


Pensando que no iré a visitaros, algunos han comenzado a envalentonarse.


Hermanos, con el fin de que entendieseis estas cosas, las he aplicado, a modo de ejemplo, a Apolo y a mi propia persona para que aprendáis en nosotros lo de «no ir más allá de lo que está establecido» y para que nadie se apasione por uno en contra de otro.


Y vosotros seguís tan orondos, cuando deberíais vestir luto y no admitir en vuestra compañía a quien así está comportándose.


¡La cosa no es como para que os sintáis orgullosos! ¿No sabéis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa?


Si alguien presume de conocer alguna cosa, es que ignora todavía cómo hay que conocer.


En lo que se refiere a comer carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no significan nada en el mundo y que no hay más que un Dios.


Pero no todos tienen este conocimiento. Algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace muy poco, comen pensando que es carne sacrificada a los ídolos, y su conciencia, que está poco formada, incurre en culpa.


Él es quien hace que el cuerpo entero, bien ensamblado y unido mediante el conjunto de ligamentos que lo alimentan según la actividad propia de cada miembro, vaya creciendo como tal cuerpo de modo que se construya a sí mismo en el amor.


Que no os escamoteen el premio esos que hacen alarde de humildad y de dar culto a los ángeles, esos que presumen de visiones y que con sus pensamientos mundanos están inflados de vano orgullo.


Pero tengo algunas quejas contra ti: y es que toleras ahí a los que siguen las enseñanzas de Balaán, el que aconsejó a Balac que indujese a los israelitas a comer de lo ofrecido a los ídolos y a entregarse a la lujuria.


Pero tengo que reprocharte el que toleras a Jezabel, esa mujer que se las da de profetisa y que anda seduciendo con sus enseñanzas a mis servidores, incitándolos a vivir en la lujuria y a comer de lo ofrecido a los ídolos.


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