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1 Corintios 2:10 - La Palabra (versión española)

10 eso es lo que Dios nos ha revelado por medio del Espíritu. Pues el Espíritu todo lo sondea, incluso lo más profundo de Dios.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Pero fue a nosotros a quienes Dios reveló esas cosas por medio de su Espíritu. Pues su Espíritu investiga todo a fondo y nos muestra los secretos profundos de Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Pero a nosotros nos lo reveló Dios por medio de su Espíritu, pues el Espíritu escudriña todo, hasta las profundidades de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun las profundidades de Dios.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Pero a nosotros nos lo ha revelado Dios por el Espíritu; porque el Espíritu lo explora todo, aun las profundidades de Dios.

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1 Corintios 2:10
27 Referans Kwoze  

Revela la hondura de las tinieblas, saca a la luz las densas sombras;


Acercaos a mí, escuchad esto: Nunca he hablado a escondidas, desde que algo sucede estoy presente. Y ahora el Señor Dios me ha enviado y su espíritu…


Por mi parte, esta es mi alianza con ellos, dice el Señor: el espíritu que derramé sobre ti y las palabras que puse en tu boca, no desaparecerán de tu boca, ni de la boca de tus descendientes, ni de la boca de los descendientes de tus descendientes. Lo dice el Señor desde ahora y para siempre.


Revela lo profundo y lo secreto, conoce lo que ocultan las sombras y la luz mora junto a él.


Ciertamente nada hace el Señor Dios, sin revelárselo a sus siervos, los profetas.


Jesús les contestó: —A vosotros, Dios os permite conocer los secretos de su reino, pero a ellos no se lo permite.


Jesús le contestó: —¡Feliz tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún mortal te ha revelado esto, sino mi Padre que está en los cielos!


En aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: —Padre, Señor del cielo y de la tierra, te alabo porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. Sí, Padre, así lo has querido tú.


y le había hecho saber que no moriría antes de haber visto al Mesías enviado por el Señor.


Pero el Abogado, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que recordéis cuanto yo os he enseñado y os lo explicará todo.


Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.


Pero si uno de los asistentes recibe mientras tanto una revelación, deberá callarse el que está hablando.


¿Quién, en efecto, conoce lo íntimo del ser humano, sino el mismo espíritu humano que habita en su interior? Lo mismo pasa con las cosas de Dios: solo el Espíritu divino las conoce.


Ni lo recibí ni lo aprendí de nadie. Es Jesucristo mismo quien me lo ha revelado.


Fue una revelación de Dios la que me dio a conocer el plan secreto del que os he escrito más arriba brevemente.


Se trata del plan que Dios tuvo escondido para las generaciones pasadas, y que ahora, en cambio, ha dado a conocer, por medio del Espíritu, a sus santos apóstoles y profetas.


El Espíritu proclama que, en los últimos tiempos, algunos desertarán de la fe y prestarán oídos a falsos maestros y a enseñanzas demoniacas.


Y se les reveló que lo que ahora os anuncian quienes os proclaman el evangelio por el Espíritu Santo enviado desde el cielo, lo llevan a cabo no en su provecho, sino en el vuestro. Anuncio este que los mismos ángeles están deseando contemplar.


En cuanto a vosotros, habéis sido consagrados por el Santo y gozáis de un pleno conocimiento.


Aunque el Espíritu que recibisteis de Jesucristo permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os instruya. Porque precisamente ese Espíritu, fuente de verdad y no de mentira, es el que os instruye acerca de todas las cosas. Manteneos, pues, unidos a él según os enseñó.


Esta es la revelación que Dios confió a Jesucristo en relación con los inminentes sucesos que era preciso poner en conocimiento de sus servidores. El ángel enviado por el Señor se la comunicó por medio de signos a Juan, su servidor.


A los demás que vivís en Tiatira sin haberos contaminado con esa doctrina —la de los secretos de Satanás, según la llaman—, ninguna otra obligación voy a imponeros.


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