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1 Corintios 14:16 - La Palabra (versión española)

16 Supongamos que, impulsado por el Espíritu, prorrumpes en una alabanza a Dios; ¿cómo podrá responder «Amén» a tu acción de gracias el simple fiel, si no sabe lo que has dicho?

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Biblia Reina Valera 1960

16 Porque si bendices solo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Pues, si alabas a Dios solamente en el espíritu, ¿cómo podrán los que no te entienden alabar a Dios contigo? ¿Cómo podrán unirse a tus agradecimientos cuando no entienden lo que dices?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Si alabas a Dios sólo con el espíritu, ¿qué hará el que se conforma con escuchar? ¿Acaso podrá añadir 'amén' a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Porque si bendices con el espíritu, ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias el que ocupa el lugar de simple oyente, si no sabe lo que dices?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pues, si pronuncias alabanzas en Espíritu, ¿cómo podrá decir 'Amén' a tu acción de gracias el que ocupa el lugar de los no iniciados, si no entiende lo que dices?

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1 Corintios 14:16
30 Referans Kwoze  

Benaías, el hijo de Joyadá, respondió al rey: —¡Amén! Que así lo decrete el Señor, Dios de mi señor, el rey.


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! Y todo el pueblo dijo: —¡Amén! ¡Aleluya!


Sacudí mi manto y dije: —Sacuda Dios la casa y los bienes de todo aquel que no cumpla esta promesa; que se vea sacudido y despojado. —¡Amén! —respondió toda la asamblea. Alabó entonces el pueblo al Señor y cumplió su promesa.


Bendijo Esdras al Señor, Dios grande, y todo el pueblo respondió: «Amén, amén». Alzaron sus manos, se inclinaron y adoraron al Señor rostro en tierra.


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! Y que todo el pueblo diga: ¡Amén! ¡Aleluya!


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre! ¡Amén, amén!


bendito sea su glorioso nombre por siempre, que llene su gloria la tierra entera. ¡Amén, amén!


¡Bendito sea Dios por siempre! ¡Amén, amén!


Y así mantendré el juramento que hice a vuestros antepasados de darles una tierra que mana leche y miel, como sucede ahora. Yo respondí: —Amén, Señor.


en los siguientes términos: —¡Amén, así lo haga el Señor! Que el Señor mantenga las palabras que has profetizado haciendo que vuelvan de Babilonia a este lugar tanto todos los desterrados como el ajuar del Templo del Señor.


que esta agua que acarrea maldición penetre en tus entrañas y haga que se hinche tu vientre y se malogre tu criatura». Y la mujer contestará: «Amén, amén».


Luego tomó los siete panes y los peces, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a los discípulos y estos se los fueron dando a la gente.


y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.


No nos dejes caer en tentación, y líbranos del maligno.


Los discípulos salieron en todas direcciones a proclamar el mensaje. Y el Señor mismo los ayudaba y confirmaba el mensaje acompañándolo con señales milagrosas].


Jesús hizo además otras muchas cosas; tantas que, si se intentara ponerlas por escrito una por una, pienso que ni en el mundo entero cabrían los libros que podrían escribirse.


Los judíos, sorprendidos, se preguntaban: —¿Cómo es posible que este hombre sepa tantas cosas sin haber estudiado?


Cuando vieron la seguridad con que se expresaban Pedro y Juan, que eran hombres sin cultura y sin instrucción, no salían de su asombro. Por una parte, no podían menos de reconocer que Pedro y Juan habían sido compañeros de Jesús;


dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo que entrego por vosotros; haced esto en memoria de mí».


Porque si estoy orando en ese lenguaje misterioso, mi espíritu ora ciertamente, pero mi mente no recibe fruto alguno.


Pues quien habla un lenguaje misterioso se dirige a Dios, pero no a los seres humanos; impulsado por el Espíritu, habla de cosas misteriosas que nadie entiende.


El amor que os tengo en Cristo Jesús quede con todos vosotros.


pues todas las promesas de Dios se han hecho realidad en él. Precisamente por eso, él sustenta el «Amén» con que nosotros glorificamos a Dios.


El que da fe de todo esto proclama: —Sí, estoy a punto de llegar. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!


Los cuatro seres vivientes respondieron: «Amén»; y los ancianos se postraron en profunda adoración.


diciendo: —Amén. A nuestro Dios la alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza por siempre. Amén.


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