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1 Corintios 13:4 - La Palabra (versión española)

4 El amor es comprensivo y servicial; el amor nada sabe de envidias, de jactancias, ni de orgullos.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 El amor es sufrido, el amor es bondadoso, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 El amor es paciente, el amor es benigno; no tiene envidia; no presume ni se engríe;

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1 Corintios 13:4
53 Referans Kwoze  

Cuando Raquel vio que no podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y dijo a Jacob: —Dame hijos, porque si no, me muero.


Sus hermanos le tenían envidia, pero su padre meditaba en todo esto.


No quisieron escucharte, no se acordaron de las maravillas que hiciste en su favor; rebeldes y tozudos, se empeñaron en regresar a su situación de esclavitud. Pero tú eres un Dios que perdona, un Dios clemente y compasivo, lento a la ira y rico en amor. Así que no los abandonaste,


Sus caminos siempre prosperan, tus mandatos están lejos de él, a todos sus enemigos desprecia.


El odio provoca pendencias, el amor oculta las faltas.


La insolencia solo produce discordia, la sabiduría acompaña a los discretos.


Iniciar un conflicto es abrir una compuerta; antes de enzarzarte en pleitos, retírate.


Quien disculpa una ofensa consigue amistad, quien la recuerda pierde al amigo.


Lo que uno busca es ser leal, más vale pobre que mentiroso.


Tiende sus manos al necesitado y ofrece su ayuda al indigente.


Abre su boca con sabiduría y su lengua instruye con cariño.


Si el jefe se enfurece contra ti, no abandones tu puesto, porque la mesura evita errores graves.


Y es que sabía que a Jesús lo habían entregado por envidia.


Posteriormente, los hijos de Jacob tuvieron envidia de José y lo vendieron como esclavo con destino a Egipto. Pero José gozaba de la protección de Dios


Rebosan injusticia, perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos,


Comportémonos con el decoro de quien vive en pleno día: nada de orgías ni borracheras, nada de lujuria ni desenfreno, nada de contiendas ni envidias.


porque seguís siendo inmaduros. Pues mientras haya entre vosotros envidias y rivalidades, ¿no es prueba de inmadurez y de que no habéis superado el nivel puramente humano?


Pensando que no iré a visitaros, algunos han comenzado a envalentonarse.


Hermanos, con el fin de que entendieseis estas cosas, las he aplicado, a modo de ejemplo, a Apolo y a mi propia persona para que aprendáis en nosotros lo de «no ir más allá de lo que está establecido» y para que nadie se apasione por uno en contra de otro.


Y vosotros seguís tan orondos, cuando deberíais vestir luto y no admitir en vuestra compañía a quien así está comportándose.


En cuanto a la carne ofrecida en sacrificio a los ídolos, todos conocemos el modo de proceder. Pero el conocimiento envanece; solo el amor es verdaderamente provechoso.


Porque tengo miedo de no encontraros a mi llegada como yo quisiera y de que tampoco vosotros me encontréis como sería vuestro deseo. Tengo miedo de encontrarme con discordias, envidias, animosidades, rivalidades, maledicencias, críticas, engreimientos y desórdenes.


Añádase nuestra limpieza de vida, nuestro conocimiento de Dios, nuestra entereza de ánimo, nuestra bondad; y también la acción del Espíritu, nuestro amor sin doblez,


No busquemos vanaglorias, enzarzándonos en rivalidades y envidiándonos unos a otros.


Sed humildes, amables, comprensivos. Soportaos unos a otros con amor.


Sed, en cambio, bondadosos y compasivos los unos con los otros, perdonándoos mutuamente como Dios os ha perdonado por medio de Cristo.


Es verdad que mientras unos anuncian a Cristo con rectitud de intención, a otros los mueve la envidia y la rivalidad.


Su glorioso poder os dotará de una fortaleza a toda prueba para que seáis ejemplo de constancia y paciencia, y para que, llenos de alegría,


Que no os escamoteen el premio esos que hacen alarde de humildad y de dar culto a los ángeles, esos que presumen de visiones y que con sus pensamientos mundanos están inflados de vano orgullo.


Sois elegidos de Dios; él os ha consagrado y os ha otorgado su amor. Sed, pues, profundamente compasivos, benignos, humildes, pacientes y comprensivos.


Os recomendamos también, hermanos, que corrijáis a los indisciplinados, animéis a los tímidos y sostengáis a los débiles, teniendo paciencia con todos.


es que está cegado por el orgullo y no sabe nada. Padece el mal de las disputas y de los inútiles juegos de palabras de donde proceden las envidias, los pleitos, las calumnias y las sospechas maliciosas.


y capaz de corregir con dulzura a los contradictores.


Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi estilo de vida y mis proyectos. Has imitado mi fe, mi mansedumbre, mi amor y mi paciencia.


que proclames el mensaje e insistas tanto si parece oportuno como si no lo parece. Argumenta, reprende y exhorta echando mano de toda tu paciencia y competencia en enseñar.


Porque también nosotros en otro tiempo fuimos irreflexivos y obstinados; anduvimos descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres, y vivimos en la maldad y la envidia, odiados de todos y odiándonos unos a otros.


Pues no dice en vano la Escritura: «Dios ama celosamente al espíritu que puso en nosotros».


Renunciad, pues, a toda malicia, a todo engaño, hipocresía, envidia o maledicencia.


En fin, tened todos un mismo pensar, compartid penas y alegrías, portaos fraternalmente, sed misericordiosos y sencillos.


Ante todo, amaos entrañablemente unos a otros, pues el amor alcanza el perdón de los pecados por muchos que sean.


a la piedad sincera, el afecto fraterno, y al afecto fraterno, el amor.


Queridos, si a tal extremo ha llegado el amor de Dios para con nosotros, también nosotros debemos amarnos mutuamente.


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