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Tito 3:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 Es así como Dios nos ha aceptado como amigos dándonos su gracia y haciéndonos sus herederos con la esperanza de alcanzar la vida eterna.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

7 para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Por su gracia él nos hizo justos a sus ojos y nos dio la seguridad de que vamos a heredar la vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Habiendo sido reformados por gracia, esperamos ahora nuestra herencia, la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 para que, justificados por su° gracia, fuésemos hechos herederos de la vida eterna, conforme a la esperanza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 para que, justificados por su gracia, seamos, como esperamos, herederos de una vida eterna.

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Tito 3:7
25 Referans Kwoze  

Entonces yo, el Rey, diré a los buenos: «¡Mi Padre os ha bendecido! ¡Venid, participad del reino que mi Padre os tiene preparado desde antes de la creación del mundo!


Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: —Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?


Pero Dios los eligió porque él es bueno, y no porque ellos hayan hecho algo para merecerlo. Esto solo puede suceder así porque Dios es bueno de verdad.


Pero él nos quiere mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.


Por eso, para que la promesa de Dios tuviera valor para los descendientes de Abrahán, Dios no pidió nada a cambio. Hizo la promesa para todos los que habían de creer en él. No solo para los que obedecen la ley, sino también para los que tienen la fe de Abrahán. Por eso Abrahán es el padre de todos nosotros.


Ahora bien, el dinero que se le paga a alguien por un trabajo no es ningún regalo, sino algo que se le debe.


Y como somos sus hijos, tenemos derecho a todo lo bueno que él ha preparado para nosotros. Todo eso lo compartiremos con Cristo. Y si ahora sufrimos como él sufrió, seguramente también compartiremos con él su gloria.


Y algunos de vosotros erais así. Pero Dios os perdonó esos pecados, os limpió y os hizo parte de su pueblo. Todo esto fue posible por el poder del Señor Jesucristo y del Espíritu de nuestro Dios.


Sabemos muy bien que Dios solo acepta a los que creen en Jesucristo y que nadie se salva solo por obedecer la ley. Y, si hemos puesto nuestra fe en Jesucristo, lo hemos hecho para que Dios nos acepte por creer en él y no por el simple cumplimiento de la ley.


Y si estáis unidos a Cristo, entonces sois miembros de la gran familia de Abrahán y tenéis derecho a recibir las promesas que Dios le hizo.


Vosotros ya no sois como los esclavos de cualquier familia, sino que sois hijos de Dios. Y como sois sus hijos, gracias a él tenéis derecho a ser sus herederos.


Dios nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido


Dios ha demostrado su bondad a todos los seres humanos,


Así debemos vivir, mientras llega ese día feliz y maravilloso que todos esperamos, cuando regrese nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


Porque los ángeles son solamente espíritus que sirven a Dios y él los envía para ayudar a todos aquellos que Dios habrá de salvar.


Noé tuvo fe en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, hizo caso del aviso y construyó un arca para salvar a su familia. Por esa misma fe Noé hizo que fuera condenada la gente de este mundo y se convirtió en heredero de la salvación que se alcanza por la fe.


Abrahán tuvo tanta fe en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país.


Por eso, cuando Dios quiso asegurar a los herederos de la promesa que cumpliría dicha promesa sin cambiar nada, juró que así lo haría.


Escuchadme bien, hermanos queridos: Dios eligió a la gente pobre de este mundo para que la fe en Dios sea su verdadera riqueza y para que reciban el reino que él ha prometido a los que lo aman.


En cuanto a vosotros, maridos, sed comprensivos con vuestras mujeres. Es cierto que ellas no tienen vuestra fuerza, pero también a ellas Dios les ha prometido el don de la vida. Si lo hacéis así, Dios escuchará vuestras oraciones.


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