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Tito 3:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 Antes, nosotros mismos éramos ignorantes y rebeldes y andábamos perdidos, siendo esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Éramos malvados y envidiosos y todo el mundo nos odiaba; incluso nosotros mismos nos odiábamos unos a otros.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Pues también nosotros fuimos de esos que no piensan y viven sin disciplina: andábamos descarriados, esclavos de nuestros deseos, buscando siempre el placer. Vivíamos en la malicia y la envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Porque nosotros también éramos en otro tiempo necios, desobedientes, extraviados, esclavizados por pasiones y placeres diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Porque hubo un tiempo en que también nosotros éramos insensatos, desobedecíamos, nos extraviábamos, servíamos a deseos y placeres diversos, pasábamos nuestra vida entre malicia y envidia, odiados y odiándonos mutuamente.

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Tito 3:3
37 Referans Kwoze  

Onán sabía que los hijos que tuviera con su cuñada no serían considerados suyos, sino de su hermano. Por eso, cada vez que tenía relaciones sexuales con ella procuraba no dejarla embarazada. De ese modo evitaba darle hijos a su hermano muerto.


Ella guardó la ropa de José hasta que regresó su marido.


El pecador solo piensa en cómo hacer lo que está mal. No ve ninguna razón para respetar a Dios.


Aprended, inexpertos, prudencia; y vosotros, necios, pensad lo que hacéis.


Si realmente queréis vivir, dejad de ser imprudentes y actuad con inteligencia.


Esa gente se deja engañar por algo que no vale nada, y no es capaz de entender que lo que tiene en sus manos es pura mentira.


Tú te crees muy importante porque vives entre las rocas; piensas que estás muy seguro por vivir en las altas montañas; crees que nadie podrá derribarte, ¡pero estás muy equivocado!


Él le respondió: «¡No quiero ir!». Pero después cambió de idea y fue a trabajar.


Jesús les respondió: —¡Cuidado! No os dejéis engañar. Muchos vendrán y se harán pasar por mí, diciendo a la gente: «Yo soy el Mesías» o «Ya ha llegado la hora». Pero no les hagáis caso.


Jesús les respondió: —Os aseguro que cualquiera que peca es esclavo del pecado.


En el pasado, vosotros os habéis portado mal con Dios. Pero la rebeldía de los judíos ha servido para que Dios tenga compasión de vosotros.


Así que no dejéis que el pecado os domine, y os obligue a obedecer los malos deseos de vuestro cuerpo.


Antes, erais esclavos del pecado. Pero gracias a Dios habéis hecho caso de todo corazón a la enseñanza que se os ha dado.


Sin embargo, vosotros ya no sois esclavos del pecado. Ahora sois servidores de Dios y el vivir solo para Dios os asegura que tendréis la vida eterna.


Una cosa es clara: antes éramos pecadores, pero cuando Cristo murió en la cruz, nosotros morimos con él. Así que ya no somos esclavos del pecado,


Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitaros, no os encuentre como quisiera y que tampoco yo resulte ser lo que vosotros esperáis. Tengo miedo de que haya entre vosotros peleas o envidias, o de encontraros enfadados unos con otros, o egoístas, chismosos, murmuradores, orgullosos y alborotadores.


Si alguien se cree importante, cuando en realidad no lo es, se está engañando a sí mismo.


Antes, estabais lejos de Dios y erais sus enemigos, pues pensabais y hacíais lo malo. Sin embargo, ahora Dios os ha hecho sus amigos por medio de la muerte de Cristo, su Hijo, que se hizo hombre. Dios lo hizo así para que pudierais presentaros ante él sin pecado y libres de culpa.


Vosotros mismos os comportabais así antes de conocer a Cristo.


Pero los malvados y los engañadores irán de mal en peor; engañarán a los demás, pero también ellos mismos serán engañados.


porque tienen la mala costumbre de meterse en cualquier casa para engañar a mujeres ingenuas y pecadoras, que son incapaces de dominar sus malos deseos;


Dicen que conocen a Dios pero, cuando vemos el mal que hacen, sabemos que eso no es cierto. Son gente odiosa y rebelde, incapaz de hacer algo bueno.


enseñándoles a renunciar a una vida sin compasión y a no desear lo malo de este mundo, para comportarnos en el momento presente de una manera justa y piadosa.


Si alguien se cree muy santo, pero no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad.


Antes de que conocierais la buena noticia acerca de Jesucristo, os dejabais llevar por los malos deseos. Pero ahora debéis obedecer a Dios en todo como buenos hijos.


El gran dragón fue arrojado del cielo. El dragón es Satanás, el diablo. Y es la antigua serpiente que se dedica a engañar a todo el mundo. Él y sus ángeles fueron lanzados a la tierra.


Este monstruo engañó a la gente por medio de los milagros que hizo con el poder que el primer monstruo le había dado. Luego les obligó a hacer una estatua del primer monstruo, el cual había sido herido con una espada, pero se había recuperado de la herida.


Gritaba con fuerte voz, diciendo: —¡Por fin cayó Babilonia, la grande! Ahora es casa de demonios, escondite de malos espíritus, guarida de toda clase de aves sucias y odiosas.


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