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Tito 3:2 - Biblia Lenguaje Básico

2 No deben hablar mal de nadie; que sean pacíficos, amables y se muestren humildes en su trato con los demás.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

2 Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 No deben calumniar a nadie y tienen que evitar pleitos. En cambio, deben ser amables y mostrar verdadera humildad en el trato con todos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Que no insulten a nadie, que sean pacíficos y comprensivos y traten a todos con toda cortesía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 que no hablen mal de nadie, que sean pacíficos, amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 que no injurien a nadie, ni sean pendencieros, sino amables, dando prueba cabal de afabilidad ante todo el mundo.

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Tito 3:2
35 Referans Kwoze  

Tú me proteges y me salvas, tu bondad me engrandece.


¡Que caigan sobre ellos carbones encendidos! ¡Que caigan en pozos profundos y nunca más salgan de allí!


El violento recibirá su merecido; si se intenta calmarlo, se enfurecerá aún más.


Más vale vivir en un rincón de la azotea que en un palacio con una mujer intratable.


la gente que miente en un juicio, y la que provoca pleitos familiares.


Viene cuidando a su pueblo, como cuida un pastor a su rebaño: lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las ovejas que acaban de tener su cría».


Haced lo que yo os digo y aprended de mí, que soy paciente y humilde de verdad. De esta manera encontraréis descanso en vuestra vida,


Pablo contestó: —Hermanos, yo no sabía que él era el jefe de los sacerdotes. Las Escrituras dicen que no debemos hablar mal del jefe de nuestro pueblo.


Aunque soy libre, vivo como si fuera el esclavo de todos. Así ayudo al mayor número posible de personas a creer en Cristo.


Algunos dicen que soy muy tímido cuando estoy entre vosotros, pero muy valiente cuando estoy lejos. Yo os ruego, por la ternura y la bondad de Cristo, que cuando vaya a veros, no me obliguéis a ser duro con los que nos acusan. Dicen que nosotros hacemos las cosas solo por interés, como lo hace la gente de este mundo.


Me da miedo pensar que, cuando vaya a visitaros, no os encuentre como quisiera y que tampoco yo resulte ser lo que vosotros esperáis. Tengo miedo de que haya entre vosotros peleas o envidias, o de encontraros enfadados unos con otros, o egoístas, chismosos, murmuradores, orgullosos y alborotadores.


En cambio, el Espíritu de Dios nos hace amar a los demás, estar siempre alegres y vivir en paz con todos. Nos hace ser pacientes y amables; nos enseña a tratar bien a los demás y a tener confianza en Dios,


Hermanos, vosotros estáis guiados por el Espíritu de Dios. Por lo tanto, si descubrís que alguien ha pecado, debéis corregirlo con buenas palabras. Pero tened cuidado porque también vosotros podéis ser tentados a hacer algo malo.


Siempre que nos sea posible, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los que forman la familia de la fe.


Sed humildes, amables y pacientes, y soportaos unos a otros con amor.


No seáis agresivos ni rencorosos; no os comportéis con ira ni utilicéis gritos o insultos. Dejad de hacer el mal.


Que todo el mundo se dé cuenta de que sois personas bondadosas. El Señor Jesús viene pronto.


Y, aunque como apóstoles de Cristo, pudimos haberos exigido que nos ayudaseis, nunca lo hicimos. Al contrario, cuando estuvimos con vosotros, os tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que cuida de sus propios hijos.


Sus mujeres deben ser responsables; no deben ser chismosas, han de saber controlarse y hacerse dignas de confianza.


No debe ser borracho ni violento; al contrario, debe ser amable y tranquilo y no estar únicamente preocupado por el dinero.


En cambio, los que tienen la sabiduría que viene de Dios, no hacen lo malo, sino que buscan la paz; además son tolerantes y amables con los demás, se compadecen de los que sufren y siempre hacen el bien; tratan a todos de la misma manera y son siempre sinceros.


Hermanos, no habléis mal de los demás. El que habla mal del otro o lo critica, es como si estuviera criticando la ley de Dios o hablando mal de ella. Lo que debéis hacer es cumplir la ley de Dios, no criticarla.


Por lo tanto, dejad de hacer el mal. No digáis mentiras, ni seáis hipócritas, envidiosos o chismosos.


Porque, como dicen las Escrituras: «Los que de todo corazón deseen vivir y ser felices, deben evitar la mentira y no hablar mal de otros;


En fin, todos debéis vivir en armonía y amaros unos a otros. Poneos de acuerdo en todo, para que permanezcáis unidos. Sed buenos y humildes.


Pero como ahora ya no os juntáis con ellos para llevar una vida desordenada, ellos se extrañan y hablan mal de vosotros.


El castigo llegará sobre todo a los que desprecian la autoridad de Dios y viven haciendo todo lo malo que se les antoja. Esos falsos maestros son atrevidos y orgullosos y no les importa insultar a unos seres que son muy poderosos.


Sin embargo, esta gente insulta hasta lo que no conoce. Se comportan como los animales que no tienen razón y por eso las cosas que conocen no las entienden y únicamente les sirve para su propia ruina.


Pues lo mismo les va a pasar a los malvados de quienes os estoy hablando. Porque con sus locas ideas dañan su cuerpo, rechazan la autoridad de Dios e insultan a los ángeles.


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