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Sofonías 3:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Son unos malvados que no se avergüenzan de nada; pero yo, que soy Justo, estoy en medio de ti, Jerusalén, y te trataré con justicia, dictando sentencia cada mañana al amanecer.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Jehová en medio de ella es justo, no hará iniquidad; de mañana sacará a luz su juicio, nunca faltará; pero el perverso no conoce la vergüenza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Pero el Señor todavía está en la ciudad, y él no hace nada malo. Día tras día emite justicia; él nunca falla. Pero los perversos no conocen la vergüenza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Sin embargo, en su interior está Yavé, el Justo, el que cada mañana dicta sus sentencias. El es fiel como la salida del sol, y nunca comete injusticia. Pero el injusto ni siquiera se siente avergonzado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 YHVH, que es justo en medio de ella, no cometerá injusticia. Cada mañana saca a luz su justicia, nunca falta; pero el malvado no conoce la vergüenza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 En ella está Yahveh, que es justo, no comete iniquidad; mañana tras mañana pronuncia sus sentencias, cuando amanece nunca falta; pero el malvado no conoce la vergüenza.

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Sofonías 3:5
41 Referans Kwoze  

¡Tú eres el juez de toda la tierra! ¡Tú no puedes matar a los que hacen el bien junto con los que hacen el mal! ¡Tú eres un Dios justo!


Vosotros sois inteligentes, así que prestadme atención. ¡No debemos siquiera pensar que el Dios Todopoderoso pueda hacer algo malo o injusto! Al contrario, nos premia o castiga según lo que merecemos.


El Dios todopoderoso nunca hace nada injusto.


Dios mío, tú eres justo y todo lo haces con amor.


hará que tu justicia y tu honradez brillen como el sol de mediodía.


Aunque lleguen a viejos, los buenos seguirán dando frutos, se mantendrán sanos y fuertes.


Demos gritos de alegría, habitantes de Jerusalén, porque en medio de nosotros está el Dios único y perfecto, con toda su grandeza».


El enemigo os arrasará cada vez que os ataque. Y os atacará un día tras otro, durante el día y durante la noche. Solo con oírlo, temblaréis de miedo.


Sálvanos, Dios nuestro; ¡ten compasión de nosotros! Danos fuerzas cada mañana; ¡ayúdanos en momentos difíciles!


Vayamos a juicio a ver si podéis responderme: ¿Quién anunció estas cosas mucho antes de que sucedieran? Fui yo, el único Dios, y no hay otro dios fuera de mí. Solo yo soy justo y salvador y fuera de mí no existe ningún otro.


Así dice el siervo de Dios: «Dios me ha enseñado a consolar a los que están afligidos y cansados. Me despierta todas las mañanas para que reciba sus enseñanzas como todo buen discípulo.


Por eso no llegan las lluvias, ni caen aguaceros en la primavera. No tienes vergüenza; eres peor que una prostituta.


Han cometido los pecados más asquerosos, pero ya ni vergüenza les da, pues ni saben lo que es tener vergüenza. Por eso, voy a castigarlos y todos serán destruidos. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Han hecho cosas despreciables, pero ni vergüenza les da, pues ni saben lo que es tener vergüenza. Por eso, voy a castigarlos, y todos serán destruidos. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Sé que cada mañana se renuevan y que su fidelidad es grande.


Vosotros me criticáis y pensáis que soy injusto. Pues escuchadme bien, israelitas: ¿De verdad creéis que soy injusto? ¿No será, más bien, que sois vosotros los injustos?


La muralla que rodeará la ciudad será de nueve mil metros. A partir de ese día, la ciudad se llamará: «Dios está aquí».


Israelitas, dejad ya esos ídolos inútiles. Soy yo quien os cuida y quien escucha vuestras oraciones. Yo que soy como un abeto siempre verde y de mí procede tu bienestar.


Por eso el mensaje que os he dado por medio de mis profetas fue como un rayo destructor que os trajo la muerte; y es que lo que yo decido resplandece como la luz.


Los sacerdotes, profetas y jueces enseñan, predican o juzgan solo a cambio de dinero. Y para colmo se atreven a decir: «No tenemos nada que temer; ¡Dios está con nosotros!».


Es verdad que he pecado contra Dios y por eso tengo que soportar su castigo; pero un día me hará justicia y me hará gozar de su salvación.


¿Por qué me obligas a ver tanta violencia e injusticia? Por todas partes veo solamente riñas y peleas, violencia y destrucción.


Pueblo de Judá, aunque sois gente rebelde, venid y presentaos ante Dios


Los de Israel que hayan quedado con vida no cometerán ninguna maldad; no mentirán ni engañarán a nadie, sino que se alimentarán y podrán descansar sin pasar ningún temor.


No tenéis nada que temer, porque Dios, el rey de Israel, no volverá a castigaros; ha expulsado a vuestros enemigos, y ha anulado la condena dictada contra vosotros.


pues tu Dios está contigo y con su poder te salvará. Él se alegra y goza contigo; con cantos de alegría te expresará la felicidad que le haces sentir,


Volví a levantar la vista, y vi delante de mí a un hombre con una cinta de medir en la mano.


¡Alégrate, ciudad de Jerusalén, salta de júbilo, monte de Sion! Porque tu rey viene hacia ti, montado sobre un burro, sobre un asno, hijo de asna. Es humilde, pero justo, y viene como vencedor.


Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse.


Pero si insistís en desobedecerle y no os arrepentís, haréis que Dios os aumente el castigo. Llegará el día del juicio final, cuando Dios juzgará a todos y en su ira castigará a los que se han empeñado en hacer el mal.


Por eso, no culpéis a nadie antes de que Jesucristo vuelva. Cuando él venga, dará a conocer todo lo que está oculto y todo lo que piensa cada uno de nosotros. Entonces Dios nos dará a cada uno el premio que merezcamos.


Él nos protege del mal. Es un Dios bueno y fiel, que siempre actúa con justicia.


Dios es un juez que no tiene favoritos, y será él quien decida si merecemos ser castigados o premiados según lo que cada uno de nosotros haya hecho. Así que, si decís que Dios es vuestro Padre, debéis honrarle en este mundo todos los días de vuestra vida.


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