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Sofonías 2:8 - Biblia Lenguaje Básico

8-11 Así dice el Dios de Israel: Los de Moab y los de Amón han insultado a mi pueblo y se han adueñado de su territorio; pues bien, yo haré que esos dos pueblos se queden completamente desiertos: se convertirán, como Sodoma y Gomorra, en matorral de espinos y campo sembrado de sal. Los pocos sobrevivientes de Judá les quitarán todas sus riquezas y se adueñarán de su territorio. ¡Yo les daré su merecido por haberse burlado de mi pueblo y por haber invadido su tierra! Cuando yo me muestre terrible con ellos y destruya a todos los dioses de la tierra, aun las naciones más lejanas me reconocerán como su Dios. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.

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Biblia Reina Valera 1960

8 Yo he oído las afrentas de Moab, y los denuestos de los hijos de Amón con que deshonraron a mi pueblo, y se engrandecieron sobre su territorio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 «He oído las burlas de los moabitas y los insultos de los amonitas cuando se mofan de mi pueblo e invaden sus fronteras.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 He oído las injurias de Moab y las burlas de los amonitas, que insultaron a mi pueblo y se agrandaron a costa de mi territorio.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 He oído el insulto de Moab y las injurias con que los hijos de Amón afrentaron a mi pueblo, y cómo se han engrandecido invadiendo sus confines.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 He oído los insultos de Moab, los ultrajes de los hijos de Amón: insultaron a mi pueblo y se engrandecieron a costa de su territorio.

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Sofonías 2:8
19 Referans Kwoze  

Cuando la hija mayor tuvo su hijo, le puso por nombre Moab, y de él descienden los actuales moabitas.


También la hija menor tuvo un hijo y le puso por nombre Ben Amí; de él descienden los actuales amonitas.


Mensaje contra Moab: «Todos en Moab están de luto, se han rapado la cabeza y se han cortado la barba. En una sola noche fueron destruidas las ciudades de Ar y de Quir, de Nebo y de Medebá. Suben los habitantes de Dibón a sus santuarios para llorar.


Los habitantes de Moab son conocidos por su orgullo: se creen muy importantes, y miran con desprecio a los demás.


Todas las naciones vecinas han atacado y arruinado esta tierra que yo di a mi pueblo. Pero les advierto que voy a arrancarlas de sus tierras y lo mismo haré con mi pueblo Judá. Sin embargo, volveré a tener compasión de todos ellos y haré que vuelvan a su país y a sus tierras.


Esto es lo que dice el todopoderoso Dios de Israel sobre los habitantes de las ciudades de Moab: ¡Ay de ti, ciudad de Nebo! ¡Estoy a punto de destruirte! Ha sido conquistada y humillada la ciudad de Quiriatáin, convertida en ruinas su fortaleza.


Acerca de la nación de Amón, así dice Dios: ¿Es que ya no existen israelitas que puedan heredar su propio territorio? ¿Por qué entonces los amonitas, que adoran al dios Milcón, se han apropiado del territorio que pertenecía a la tribu de Gad y han ocupado sus ciudades?


Tú has oído, Dios mío, sus insultos y estás viendo cómo intentan hacerme daño.


Los habitantes de Jerusalén no van a creer ese mensaje, pues confían en el tratado que hicieron con el rey de Babilonia. Sin embargo, este rey les recordará sus pecados y se los llevará prisioneros.


Dios también me dio este mensaje: —Ezequiel, hombre mortal, enfréntate a los amonitas y diles de mi parte que pongan mucha atención a este mensaje contra ellos: Vosotros os alegrasteis cuando visteis que mi Templo y la tierra de Israel eran destruidos. Os burlasteis de mi pueblo cuando visteis que lo llevaban prisionero a otro país.


Yo os oí cuando os burlabais de los israelitas. Os oí decir que dejaríais el país convertido en un desierto, y que acabaríais con mi pueblo.


Tierra de Israel, escucha con atención la palabra de Dios: Vuestros enemigos se burlan de vosotros porque se han apoderado de vuestra tierra. Dicen que ahora el país les pertenece, aunque este siempre ha sido de Israel. Además, las naciones vecinas os atacan, destruyen vuestras ciudades y os roban todo lo que tenéis; os convierten en objeto de burla para las naciones que os rodean.


Esto dice el Dios de Israel: Vosotros, habitantes de Amón, habéis llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no os perdonaré! Para agrandar vuestro territorio, habéis abierto en canal a las embarazadas de Galaad.


Esto dice el Dios de Israel: Vosotros, habitantes de Moab, habéis llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no os perdonaré! Quemasteis los huesos del rey de Edom hasta dejarlos convertidos en cenizas.


Entonces Dios dijo a Josué: —Ya os he quitado la vergüenza de haber sido esclavos en Egipto. Por eso todavía hoy ese lugar se llama Guilgal.


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