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Sofonías 1:14 - Biblia Lenguaje Básico

14 ¡Ya se acerca el gran día en que vendré a castigarlos! ¡Se acerca con gran rapidez! ¡Ese día será tan grande la angustia que hasta los más valientes gritarán!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

14 »Ese terrible día del Señor está cerca. Viene de prisa, un día de llanto amargo, un día cuando aun los hombres fuertes clamarán.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

14 Se aproxima el gran día de Yavé, ya está cerca, ya llega corrriendo. El día de Yavé: su solo estruendo es una cosa amarga, y hasta el valiente grita de pavor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

14 ¡Se acerca el día grande de YHVH! Se acerca con gran apresuramiento; Amarga es la voz del día de YHVH: Clamará allí hasta el valiente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

14 Se acerca el gran día de Yahveh, se acerca, se echa encima. El estruendo del día de Yahveh es horrible: en él pedirá auxilio hasta el guerrero.

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Sofonías 1:14
31 Referans Kwoze  

Los que viven en Jesbón y en Elalé gritan pidiendo auxilio; hasta en Jajás se oyen sus gritos. Los guerreros de Moab se asustan y tiemblan de miedo.


Nuestros valientes gritan por las calles; nuestros mensajeros de paz lloran amargamente.


Una voz resuena en la ciudad, una voz se oye desde el Templo: es la voz de Dios que reprende a sus enemigos.


y solo verán miseria y angustia. ¡Vivirán en la más terrible oscuridad!


Viene un día terrible, como nunca ha habido otro. Cuando llegue ese día, mi pueblo sufrirá muchísimo, pero al final lo salvaré; romperé las cadenas de su esclavitud, lo libraré del poder que lo domina y nunca más volverá a ser esclavo de extranjeros. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


¿Pero qué es lo que veo? ¡Los soldados egipcios retroceden! Derrotados y llenos de miedo, huyen sin mirar atrás. ¡Hay terror por todas partes!


Sus ciudades van a ser conquistadas, sus fortalezas, destruidas. En aquel día sus guerreros, asustados, temblarán como tiemblan las mujeres cuando dan a luz.


Pues ahora, vete y diles de mi parte que ese dicho no volverá a repetirse en Israel. Más bien, diles este otro dicho: «Está cerca el día en que se cumplirá lo que el profeta anunció».


¡Ha llegado la hora! ¡Ha llegado el día! Se acabó la alegría de los que compran y los que venden. A todos voy a castigarlos.


los que quieran escapar a las montañas, también morirán por causa de sus pecados, aunque traten de huir como palomas espantadas.


¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca su día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!


¡Que toquen la trompeta en Jerusalén! ¡Que suene la alarma en el Templo! ¡Que comiencen a temblar todos los habitantes de este país! ¡Nuestro Dios viene y ya está cerca su día!


Al frente de este ejército, que es muy grande y poderoso, Dios deja oír su voz de mando y este ejército lo obedece. Ante el día de Dios que será impresionante y terrible, nadie podrá mantenerse firme.


Entonces me preguntó: —¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le respondí: —Veo una cesta llena de fruta madura. Entonces Dios me dijo: —Pues también Israel está lleno de maldad y listo para ser castigado. Ya no volveré a perdonar sus pecados.


Ese día —así dice Dios— gritarán pidiendo ayuda en la Puerta del Pescado; un gran clamor se escuchará en el Segundo Barrio y lamentos en las colinas.


Guardad silencio porque se acerca el día del castigo. Todo está preparado para el sacrificio y los invitados ya han sido consagrados para asistir.


El sol dejará de alumbrar, y la luna se volverá roja como sangre. Esto pasará antes de que llegue el día del Señor que será grande y glorioso.


Que todo el mundo se dé cuenta de que sois personas bondadosas. El Señor Jesús viene pronto.


Porque cuando Dios dé la orden por medio del arcángel y oigamos que la trompeta divina anuncia que el Señor Jesús baja del cielo, los primeros en resucitar serán los que murieron creyendo en Cristo.


Y es que aquel cuya voz hizo entonces temblar la tierra, nos hace ahora esta promesa: «Otra vez yo haré temblar no solo la tierra, sino también el cielo».


No os quejéis unos de otros, para que Dios no os castigue, pues él es nuestro juez y está a punto de llegar.


Esos falsos maestros desearán tener cada vez más dinero y tratarán de explotaros a base de mentiras. Pero Dios ha decidido castigarlos desde hace mucho tiempo y no se salvarán de ese castigo.


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