9 —¿Quién eres? —preguntó Boaz. —Soy Rut, tu humilde servidora. Tú eres familiar mío y de mi suegra, y las dos necesitamos que nos protejas, pues tienes derecho a casarte conmigo.
9 Entonces él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.
9 Él le preguntó: '¿Quién eres tú?'. Ella le respondió: 'Yo soy Rut, tu sierva; extiende sobre tu sierva el borde de tu manto, porque eres el que tiene derecho de rescate'.
Tiempo después volví a pasar y vi que la ciudad ya había crecido bastante. Era como una jovencita convertida en mujer lista para casarse. La puse entonces bajo mi cuidado y me comprometí a amarla para siempre, como si ella fuera mi mujer y yo su marido. La bañé, la limpié y la perfumé. Os aseguro que así fue.
El que se crea superior a los demás, Dios lo colocará en el lugar menos importante, pero al que actúa con humildad, Dios lo colocará en un lugar más importante.
Entonces Noemí exclamó: —¡Demos gracias a Dios que está siendo bueno con nosotras y con nuestros familiares muertos! Porque ese hombre es familiar de mi marido y, de acuerdo con nuestras leyes, tiene el deber de protegernos.
—¡Que Dios te bendiga! —dijo Boaz—. Veo que eres muy fiel con tu suegra y con tu familia, y que no piensas solo en ti. Me pides que sea yo tu marido, aunque bien podrías casarte con un hombre más joven que yo.
Quiero que tú lo sepas y quiero, además, pedirte que seas tú quien lo compre, porque tienes el derecho de decidir primero. Delante de estos testigos, dime si quieres comprarlo o no, pues aparte de nosotros dos no hay otro familiar que pueda comprarlo. Enseguida el otro familiar respondió: —De acuerdo, lo compraré.
—¡Ah, entonces no acepto comprarlo! —dijo el otro familiar—. Porque si lo compro y nacen otros hijos, mis hijos anteriores recibirán menos herencia. Será mejor que lo compres tú.
Al oír esto, Abigail se inclinó tocando el suelo con la frente y dijo: —Yo estoy para servir a mi señor David y para hacer lo que él me ordene. ¡Incluso estoy dispuesta a lavar los pies de sus criados!