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Proverbios 22:23 - Biblia Lenguaje Básico

23 Dios es abogado de los pobres, y quitará la vida a quienes les quiten todo.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 porque el Señor es su defensor. Él destruirá a todo el que los destruya.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Porque Yavé se pondrá de su lado y se hará el opresor de sus opresores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 Porque YHVH defenderá su causa, Y quitará la vida a los que la quitan a otro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 pues Yahveh defenderá su causa y despojará a quienes lo despojan.

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Proverbios 22:23
23 Referans Kwoze  

Mi Dios es un juez justo que reconoce los derechos de la gente que sufre.


con esa gente que dice: «Lo que nos sobra son palabras; con ellas conseguimos triunfar. ¡Nadie podrá dominarnos!».


Pero tú mismo, Dios mío, has dicho que el grito de los pobres y la opresión de los humildes van a hacer que entres en acción y salves a quienes así te lo piden.


¡Que los calumniadores no vuelvan a vivir en la tierra! ¡Que la desgracia persiga a toda persona violenta!


Dios mío, de una cosa estoy seguro: de que tú defiendes y haces justicia a los pobres y necesitados.


Salmo de David. Dios mío, ataca a los que me atacan, combate a los que me combaten.


y diré con todas mis fuerzas: «¡No hay otro Dios como tú! Tú, Dios nuestro, libras a los pobres e indefensos del poder de quienes los maltratan».


Dios mío, tú sabes que soy inocente, defiéndeme de la gente infiel, que solo miente y hace lo malo.


¡Cantad himnos a Dios! ¡Sí, cantad al que tiene poder sobre las nubes! ¡Haced fiesta en su presencia! ¡Él es el Dios de Israel!


Si lo haces, y ellos me piden ayuda, yo los escucharé,


se encenderá mi ira contra vosotros y os quitaré la vida. Y entonces vuestras mujeres serán las viudas y vuestros hijos, los huérfanos.


La violencia destruye a los malvados porque se niegan a hacer justicia.


Dios es su poderoso protector y defenderá sus derechos frente a ti.


¡Qué mal te va a ir, Asiria, tú que aún no has sido saqueada, tú que aún no has sido destruida! Cuando acabes de saquear, también tú serás saqueada; cuando acabes de destruir, también tú serás destruida.


Sin embargo, los que te roben serán robados, los que te ataquen serán atacados, los que te destruyan serán destruidos. Castigaré a todos tus enemigos y los mandaré como esclavos a las naciones más lejanas.


Pero yo, que soy el Dios todopoderoso, soy su poderoso defensor y los haré vivir en paz. A vosotros, en cambio, babilonios, os causaré un gran terror.


Pues bien, esto es lo que os digo: Por todo lo que los babilonios han hecho con vosotros, yo os voy a hacer justicia, y voy a vengarme de ellos. Dejaré sin agua sus ríos, secaré sus manantiales


Es verdad que he pecado contra Dios y por eso tengo que soportar su castigo; pero un día me hará justicia y me hará gozar de su salvación.


Tú has saqueado a muchas naciones, pues otras naciones te saquearán a ti. Así pagarás todos tus crímenes, tu violencia contra nuestro país, contra nuestras ciudades y sus habitantes.


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Voy a iniciar un juicio contra vosotros. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores, contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son israelitas y contra los que me faltan al respeto.


¡Mira lo que tengo en la mano! Es un pedazo de tu manto, que yo mismo corté. Por tanto, me hubiera resultado muy fácil darte muerte. Y si yo no he causado ningún daño al rey ni me he rebelado contra él, ¿por qué el rey me anda persiguiendo y quiere matarme? ¿Valgo acaso más que un perro muerto o una pulga? ¡Que Dios juzgue entre nosotros dos, y vea quién se está portando mal! ¡Que sea Dios quien me defienda del rey, pero yo jamás le haré daño! Bien dice el antiguo refrán, que «del malvado solo se puede esperar maldad»; por eso ¡yo nunca le haré daño al rey!


Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, dijo: —¡Bendito sea Dios, que castigó a Nabal por lo que me hizo, y ha impedido que yo mismo me vengara de él. Luego, David envió algunos de sus ayudantes a Carmel, para que dijeran a Abigail: —David nos manda a pedirte que aceptes ser su mujer.


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