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Proverbios 15:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 A Dios no le gustan las ofrendas de los malvados, pero recibe con agrado las oraciones de la gente buena.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

8 El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; Mas la oración de los rectos es su gozo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 El Señor detesta el sacrificio de los perversos, pero se deleita con las oraciones de los íntegros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé aborrece el sacrificio de los malvados, pero acoge con alegría la oración de los justos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Abominación a YHVH es el sacrificio de los impíos, Pero la oración de los rectos es su deleite.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yahveh abomina el sacrificio de los malos; pero se complace en la plegaria de los justos.

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Proverbios 15:8
26 Referans Kwoze  

Al mismo tiempo que ofrecía el sacrificio a Dios en Hebrón, Absalón mandó llamar a Ajitófel, que era uno de los consejeros de David y vivía en la ciudad de Guiló. Mientras tanto, cada día era más la gente que se unía a Absalón, de modo que la rebelión contra David fue cobrando fuerza.


A Dios le agradó mucho que Salomón pidiera esto,


Yo sé, Dios mío, que tú te das cuenta de nuestras intenciones y que te gusta que seamos sinceros. Por eso siento una gran alegría al comprobar que tanto yo como el pueblo hemos presentado nuestras ofrendas, de buena voluntad y con toda sinceridad.


¡Recibe mi oración como una ofrenda de incienso! ¡A ti levanto mis manos como una ofrenda en la tarde!


Oración de David. Dios mío, escucha mis ruegos, atiende mi justa petición pues yo no he mentido.


Lo que más teme el malvado es precisamente lo que le sucede; en cambio, al que es honrado, se le cumplen sus deseos.


Dios se aparta de los malvados, pero escucha la oración de los buenos.


Cuando los sabios hablan, comparten su conocimiento; cuando lo hacen los necios, sucede todo lo contrario.


Dios aborrece los sacrificios que le ofrecen los malvados, sobre todo si lo ofrecen con mala intención.


Más que recibir sacrificios, Dios prefiere que se haga justicia y que se practique la honradez.


Dios rechaza las oraciones de los que no lo escuchan ni obedecen su ley.


Ante Dios, piensa bien lo que vas a decir y procura no hablar demasiado, pues Dios es más poderoso que tú.


Amada paloma mía, no te escondas en las rocas; muéstrame tu rostro, déjame oír tu voz. ¡Tu voz es dulce! ¡Tu rostro es bello!».


«Porque yo —dice Dios— amo la justicia y odio el robo y el crimen. Por eso os daré una gran recompensa y haré con vosotros un pacto que durará para siempre.


Pero hay gente que me sacrifica un toro y después sale y mata a una persona. Hay gente que me sacrifica una oveja y luego desnuca un perro. Hay gente que me hace una ofrenda, pero es de sangre de cerdo. Hay gente que me honra con incienso y luego no le importa ir a dar culto a un ídolo. Pues bien, si ellos han decidido hacer tales cosas odiosas y les parece bien,


¿De qué me sirve el incienso que me traen del reino de Sabá? ¿Para qué quiero la caña dulce que me traen de un país lejano? ¡Me disgustan todas vuestras ofrendas, no me agradan vuestros sacrificios!


Dios te ama mucho, y tan pronto como empezaste a orar, Dios se mostró dispuesto a escuchar tus oraciones. He venido para darte su respuesta. Pon mucha atención para que entiendas lo que quiere decir tu visión.


Si al tercer día alguien come de esa carne, esa persona cometerá pecado. Además, yo no aceptaré esa ofrenda, ni la tomaré en cuenta, pues la consideraré despreciable.


Y esto es lo que vosotros, israelitas, respondéis: Altísimo Dios y rey nuestro, ¿cómo podemos presentarnos ante ti? Podemos ofrecerte terneros de un año, pero no es eso lo que quieres;


podemos ofrecerte mil carneros, o diez mil litros de aceite, pero tampoco eso te agrada; ¡ni siquiera esperas como ofrenda a nuestro primer hijo en pago por nuestros pecados!


Entonces Ageo les dijo: —Ahora escuchad lo que nuestro Dios os dice: «Algo parecido pasa con vosotros. Todo lo que hacéis y todo lo que me ofrecéis está contaminado y no me agrada.


Prefiero que se cierren las puertas de mi Templo a que encendáis en vano fuego en mi altar; estoy muy molesto con vosotros y os aseguro que no voy a aceptar esas ofrendas.


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