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Proverbios 11:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 La presencia de los buenos trae bienestar a la ciudad; la de los malvados, solo desgracias.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida; Mas por la boca de los impíos será trastornada.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 Los ciudadanos íntegros son de beneficio para la ciudad y la hacen prosperar, pero las palabras de los perversos la destruyen.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 La ciudad prosperará mientras los justos la bendigan; su ruina se deberá a las intrigas de los malvados.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Con la bendición de los rectos la ciudad prospera, Pero la boca de los impíos la arruina.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Por la bendición de los rectos prospera la ciudad, por la boca de los malvados se hunde.

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Proverbios 11:11
14 Referans Kwoze  

Como podéis ver, no fuisteis vosotros los que me enviasteis aquí, sino que fue Dios quien me trajo. Él me ha convertido en amo y señor de todo Egipto, y en consejero del faraón.


Allí en Guilgal estaba Sebá, hijo de Bicrí, que era de la tribu de Benjamín. Como Sebá era un malvado, tocó la trompeta y dijo: —¡Israelitas, regresemos a nuestras casas! ¡No tenemos nada que ver con David, ni ganamos nada con seguirlo!


Dios salva incluso al culpable gracias a que tú eres inocente.


Cuando los buenos triunfan, la ciudad se alegra; cuando los malvados mueren, todo el mundo hace fiesta.


El necio habla mal de su prójimo; el sabio guarda silencio.


El orgullo de un pueblo es que reine la justicia; el pecado es la vergüenza de los pueblos.


En un país desorganizado todos quieren mandar, pero el gobernante que es sabio logra poner orden.


Los que aman la intriga alborotan la ciudad, pero los sabios siembran la paz.


En esa ciudad vivía un hombre muy sabio, que con su sabiduría pudo haber salvado a la ciudad, pero, como era pobre, nadie se acordó de él.


Las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego pues tienen poder para hacer mucho mal. Tenemos la lengua instalada en medio de nuestros miembros y, encendida por el poder del infierno, es capaz de arruinar toda nuestra vida.


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